Imprimir

Enviar por E-mail

Cambiar tamaño

Enviar comentario

Fertilizantes

Por Conrado Pakoca*

Los cultivos extraen del medio en el cual son cultivados, en una proporción definida y en una cantidad directamente relacionada con la producción, los nutrientes que necesitan para su crecimiento y desarrollo. Independientemente de la naturaleza del medio utilizado, estos deben reponerse para que el proceso productivo sea sustentable, de forma casi continua, en uno inerte, o a términos de tiempo que pueden ser más prolongados en medios con capacidad de intercambio y dinámica propia.

Tratándose del suelo, tal reposición puede lograrse con la incorporación de diferentes compuestos orgánicos o inorgánicos, efectuada mediante distintos métodos, pero el objetivo debe ser siempre el mismo: que para cada nutriente, la reposición sea hecha en la cantidad en que fue extraído, y sin el aporte de elementos que no sean utilizados, o transformados de alguna manera; de no ser así, resultará comprometida la sustentabilidad por no haber sido posible alcanzar un equilibrio dinámico en el sistema.

Es fácil de entender, por ejemplo, que si se utiliza una mezcla de fertilizantes que aporte iguales cantidades de nitrógeno, fósforo y potasio, al no ser consumidos estos nutrientes en esa proporción, se acumularán los que son extraídos en menor cantidad, y faltará el que es más demandado.

La forma más simple de reponer nutrientes es mediante la aplicación de fertilizantes inorgánicos, pero ello requiere de un planteo adecuado y de la resolución de algunos cálculos. Los fertilizantes inorgánicos generalmente son sales simples con algún grado de hidratación, o mezclas de ellas, y están formulados como granulados, granulados de liberación controlada o cristalinos solubles, según sea la forma en que se aplicarán, y en su rótulo, se incluye el contenido de nitrógeno, fósforo y potasio, (N-P-K) así, un 18-46-0 tendrá 18% de nitrógeno, la “N”, 46% de fósforo, la “P”, y nada de potasio, la “K”.

Ahora bien, ¿que significan exactamente esos números? Que en un kilogramo de tal fertilizante, habrá 180 g de nitrógeno (N), 460 g de pentóxido de fósforo (P2O5) y nada de óxido de potasio (K2O). Un 15-5-30 tendrá 15% de N, 5% de   P2O5 , y 30% de  K2O.

El contenido de los fertilizantes está expresado en el óxido del elemento considerado, pentóxido de fósforo (P2O5), óxido de potasio (K2O) , óxido de calcio (CaO), óxido de magnesio (MgO), trióxido de azufre (SO3), a excepción del nitrógeno (N), y de los microelementos, boro (B), cloro (Cl), cobalto (Co), cobre (Cu), hierro (Fe), manganeso (Mn), molibdeno (Mo) y zinc (Zn), que se expresan como elementos. Esto debe tenerse en cuenta a la hora de hacer el balance de los nutrientes, respecto a en qué especie química se ha expresado la extracción, si se ha hecho en masa de elementos, situación más frecuente, por ejemplo Fósforo (P) y no Pentóxido de fósforo (P2O5), debe hacerse la conversión. Así, nuestros 460 gramos de P2O5 aportarán, descontando la masa del oxígeno presente, solo 200,8 gramos de P, y por cada kilogramo del segundo ejemplo, tendremos 150 gramos de N, casi 22 gramos de P y 250 gramos de K.

Cuando se hace una mezcla de distintos fertilizantes, para cada elemento, se suman los aportes individuales de cada uno de ellos, y obviamente esto cambia la proporción final, que resultará propia de la mezcla y diferente a la de cada integrante. El cálculo es relativamente sencillo programando una hoja de cálculo de numbers, openoffice o excel. Pero eso no es todo.

Nuestro  sistema no será sustentable sin ese cálculo, hacerlo correctamente es condición necesaria, pero no suficiente, ya que además, para asegurar un funcionamiento saludable y pleno de las raíces, objetivo imposible de alcanzar sin una adecuada capacidad de retención hídrica y contenido de oxígeno, debe lograrse la estabilidad de la estructura, y de la composición de la microflora presente en el suelo, y esto implica el aporte de otros compuestos, como materia orgánica, y el control de la mineralización mediante el manejo de la microflora. Sin ello, en solo algunos ciclos de cultivo, la productividad bajará a niveles que comprometen la rentabilidad.

Comenta esta nota con su autor

Mecardonia

El Instituto de Floricultura del INTA escribe sobre las últimas novedades relacionadas con el mejoramiento genético y la comercialización de este género perteneciente a la familia de las Plantagináceas. Por Julián A. Greppi

La Frase “Siempre les digo a mis clientes que el negocio no es sacar la miss universo de las plantas, sino una planta de calidad que se adapte a las necesidades del público”, dijo en una entrevista el asesor florícola Marcelo Sasaki.