Por qué elegir el jabón potásico de Glacoxan

ESPACIO DE PUBLICIDAD Conoce qué ventajas ofrece Potaxan sobre otros jabones potásicos del mercado. Para qué plagas y enfermedades se lo recomienda y cómo aplicarlo.

El jabón potásico es un insecticida de amplio espectro, resultado de la combinación de un álcali y un ácido graso; en este caso, la combinación de potasa (hidróxido de potasio) y un aceite vegetal.

Hay registro del uso de jabón potásico por más de doscientos años, en el que se detalla el “baño” de plantas dentro de tubos con el insecticida diluido. Y, a partir de 1860,  se registra la fumigación de los cultivos con el producto, con la introducción de aspersores tirados a caballo.

Se trata de un producto biodegradable que se descompone rápidamente por efecto de la luz solar y, en el suelo, por bacterias. En el medio ambiente, tiene una vida promedio menor a  24 horas; de manera que no deja residuos en la planta a consumir, como tampoco en el suelo. Por este motivo, el jabón potásico no presenta período de carencia, y puede ser aplicado hasta el día de la cosecha. A su vez, en el proceso de descomposición, libera nutrientes, como el potasio, que son aprovechables por las plantas.

Cómo actúa y qué trata

El jabón potásico es un producto que actúa por contacto, por lo que, al no ser sistémico, no quedan residuos en la savia del vegetal. Su modo de acción se basa en el ataque a la cutícula de los insectos causando desecamiento; a la vez, bloquea los estigmas e impide el intercambio de oxígeno al provocar asfixia. En menor medida, puede atacar las paredes celulares de los insectos; en este caso, también causa desecamiento. Su capacidad de atacar las paredes celulares le brinda la habilidad para tratar ciertos hongos, como la fumagina, al prevenir la difusión de oxígeno.

Debido a su modo de acción, el jabón potásico es recomendado, principalmente, para combatir pulgones, cochinillas, arañuela roja, trips, mosca blanca, entre otros.

Modo de uso

Si bien el jabón potásico tiene amplias virtudes, ciertas características fueron limitando su uso en la agricultura durante el siglo XX. Algunas plantas, como las cucurbitáceas o los tulipanes, son sensibles al tratamiento repetitivo con aplicaciones bajo intensa exposición solar y altas temperaturas (superiores a 32ºC), y pueden presentar quemaduras. Por esta razón, se recomienda el testeo del producto sobre una pequeña porción de la planta, a fin de comprobar la sensibilidad de esta.

Este problema fue controlado en el jabón potásico Potaxan al utilizarse, en su formulación, aceites con cadenas de carbono largas, ya que los aceites de cadenas cortas son los que presentan fitotoxicidad.

Saber elegir y accionar

A su vez, dado que el producto actúa por contacto y se degrada rápidamente, la actividad agrícola se volcó hacia productos sintéticos con modos de acción sistémicos o que posean mayor residualidad y requieran menor cantidad de aplicaciones.

Pero actualmente, entre los cultivadores, está resurgiendo el interés en su uso y virtudes. Esto se debe a que hay un genuino deseo de parte de los productores de utilizar fitosanitarios que sean seguros para el medio ambiente, que minimicen los efectos sobre los insectos benéficos, que sean absolutamente biodegradables y, también, seguros en su aplicación en la agricultura y en el consumo humano posterior. Un interés que, además, se está extendiendo al público general, que procura mantener la salud de su jardín y su huerto, sin temer por la seguridad de la familia o las mascotas.

La utilización de productos avalados para la agricultura orgánica se perfila como el futuro dentro de la agricultura moderna. Pero es importante resaltar que el mismo representa un desafío para los agricultores y usuarios. Esto se debe a que el uso de fitosanitarios orgánicos presenta una menor toxicidad y residualidad que los productos sintéticos, por lo que, si bien son más seguros para la aplicación y el consumo humano, presentan una eficacia más acotada.

Esto implica que el productor debe informarse sobre el manejo integrado de plagas, su ecología y la aplicación, y la rotación de los distintos productos fitosanitarios que las controlan. El manejo de plagas a través de productos orgánicos exige estudio y perseverancia; brinda, como recompensa, tanto la producción de vegetales y frutos de una calidad insuperable, como también un jardín sano y seguro para toda la familia.

Más información: www.glacoxan.com