ECONOMÍA & VIVEROS | Auspicio de la Tecnicatura Universitaria en Jardinería - UBA
Cedrón del monte, sen de campo, rosa de río, primavera y barba de chivo; ideales para Buenos Aires y sus alrededores. Cuáles son las ventajas de sumar plantas nativas a un diseño paisajístico. Por Mariel Labraña*
La incorporación de especies de plantas nativas a los jardines clásicos aporta una mayor biodiversidad de insectos y aves, estableciendo, así, un equilibrio biológico natural; y otorgándoles a estos espacios identidad propia y un sello de inconfundible belleza.
Es importante la incorporación de estas especies a los espacios públicos y privados con el fin de hacerlas conocer y valorizarlas; y los cultivadores, jardineros y paisajistas pueden difundirlas también.
Se trata de especies rústicas y resistentes, de bajo mantenimiento, que se destacan por su follaje y/o por sus flores; atraen polinizadores como picaflores y mariposas (muchas de ellas nutren larvas de mariposa) que van a estar revoloteando por el jardín buscando alimento.
Ejemplares sugeridos:
Cedrón del monte (Aloysia gratissima). Arbusto de porte extendido, de 2-3 m de alto. De follaje persistente, sus hojas son de color verde medio, mate, más claras al brotar. Las flores son blancas, muy perfumadas, agrupadas en racimos muy abundantes que aparecen a partir del verano. De crecimiento medio a rápido, va al sol directo (hay que proteger las plantas pequeñas de las heladas). Atrae mariposas. Otras especies relevantes dentro del mismo género son el cedrón (A. citrodora), burrito (A. polystachya) y niño-rupá guazú (A. virgata); todas poseen propiedades medicinales además de su alto potencial ornamental.
Sen del campo (Senna corymbosa). Arbusto con abundantes ramas delgadas de hasta 2 m de alto. De follaje semipersistente color verde, más intenso en el haz, ligeramente más claro en el envés. Sus flores son amarillas, de 3 cm de diámetro, con racimos apicales que comienzan a aparecer en el verano y llegan hasta fines del otoño. Sus frutos son legumbres péndulas verdes, a su madurez se oscurecen y dan numerosas semillas. De crecimiento rápido, rústico, tolera suelos húmedos y se ubica al sol. Puede conducirse como arbolito de porte bajo. De sus hojas se alimentan las larvas de la mariposa limoncito y la lechera grande, entre otras.
Rosa de río (Hibiscus striatus). De silueta oblonga, con abundantes ramas verticales con aguijones. Su follaje es caduco, y sus hojas tienen el borde dentado con vellosidades en ambas caras. Sus flores son solitarias, grandes (de hasta 15 cm de diámetro), rosadas, con venas y base de un color más oscuro, que aparecen desde el verano hasta finales del otoño. Sus frutos son grandes con numerosas semillas color marrón oscuro. Especie rústica y de crecimiento rápido, tolera el encharcamiento y los lugares sombríos; hay que protegerla de las heladas. Polinizada por picaflores.
Primavera (Collaea argentina). Arbusto apoyante, muy ramificado, con ramas algo péndulas que llegan hasta los 2 m de altura. De follaje persistente, presenta color verde oscuro en el haz, y grisáceo y pubescente en el envés. Sus flores son de color rosado violáceo, dispuestas en inflorescencias de entre 4 o 5 flores que aparecen en primavera. Sus frutos son legumbres rectas, color castaño, con numerosas semillas. De textura y densidad media, su valor ornamental está dado por su follaje discolor y su abundante y llamativa floración. Se ubica al sol; es rústica en cuanto a suelos.
Barba de chivo (Erythrostemon gilliesii). Arbusto de silueta sutil, forma globosa, ramas ascendentes y abiertas; puede llegar a los 3 m de altura. De follaje semipersistente de color verde medio, presenta hojas compuestas con numerosos foliolos que poseen un olor desagradable para evitar ser comidas. De flores amarillas muy vistosas y dispuestas en racimos apicales, tiene estambres muy largos en los que sobresale el color rojo. Florece en primavera-verano; sus frutos son legumbres aplanadas, de 10 cm de largo, de color castaño, que se abren bruscamente por la elevada temperatura y dispersan sus semillas lejos de la planta madre. Sola o formando grupos, esta planta se tiene que ubicar en lugares en los que pueda apreciarse su abundante, llamativa y prolongada floración. Rústica y de crecimiento medio a rápido, resiste fríos intensos y sequías. Conviene protegerla en época de heladas prolongadas.
* Téc. en Jardinería Mariel Labraña, docente de la Tecnicatura en Jardinería de la Facultad de Agronomía de la UBA.