Cómo combatir los pulgones del rosal

ESPACIO DE PUBLICIDAD Glacoxan acerca diferentes propuestas para eliminar esta peligrosa plaga de áfidos, capaz de actuar como vector de enfermedades.

Los pulgones son insectos chupadores, de un tamaño que oscila entre 1 y 2 mm. De color variable, pueden ser negros, rojos, naranjas, amarillos, aunque el más común es el verde pálido.

Se reproducen por huevos depositados en otoño sobre las bases de las yemas, que eclosionan con la llegada de la primavera. La temperatura óptima para su reproducción es entre los 23 y los 25 ºC.

Suelen agruparse en colonias, en los brotes tiernos, en los botones florales y en la cara inferior de las hojas.

Cómo reconocer sus daños

La plaga  puede ser identificada a través de los perjuicios que ocasiona. Estos insectos se alimentan succionando la savia de la planta, por lo que le causa un debilitamiento general, e incluso, algunos pulgones introducen una saliva tóxica que provoca manchas en los ejemplares atacados y transmiten enfermedades. El accionar de las picaduras de los áfidos se evidencia en el enrollamiento y la deformación de hojas y brotes, con la posterior muerte de la planta afectada.

Cómo combatirlos

Dentro de un concepto de control integrado de plagas, recomendamos un monitoreo de las plantas, del ambiente circundante, de la gravedad y del tipo de plaga, y la evaluación de las distintas herramientas para combatirla, ya sea con un control mecánico, químico, orgánico o biológico. 

Se puede realizar un control mecánico cuando la plaga es visible, lo que posibilitaría reducir su tamaño; esto puede lograrse a través de la remoción manual de la colonia con un algodón embebido en una mezcla de agua y jabón blanco. Dicho procedimiento permitiría reducir el volumen de la peste y remover los restos de melaza que excretan los áfidos, que son, a su vez, un caldo de cultivo de hongos como la fumagina. En caso de que la plaga y los daños fueran muy grandes, otra opción sería la poda de las partes de la planta afectada, y la posterior incineración de los elementos cortados.

Si la plaga no fuera tan importante, se recomienda un control orgánico con el uso de insecticidas orgánicos, en específico, productos a base del árbol de Neem,como Glacoxan Bio Neem. Estos insecticidas no tienen el poder de acción que poseen los productos químicos o sintéticos, pero contienen otro tipo de ventajas. Una de ellas es que Glacoxan Bio Neem es un insecticida sistémico selectivo que no afecta la fauna benéfica y solo actúa sobre aquellos insectos que consumen la planta. De esta forma se combate la plaga de pulgones, a la vez que se evita perjudicar a los insectos benéficos depredadores, combinando el control con productos orgánicos con el control biológico. Este producto orgánico se recomienda también para realizar tratamientos preventivos periódicos con el propósito de evitar la aparición de la peste.

Glacoxan Bio Neem se puede combinar a su vez con jabón potásico, otro producto aprobado para la agricultura orgánica, como el Glacoxan Potaxan Jabón Potásico. Este producto no deja residuos en la planta, combate los pulgones y permite, al mismo tiempo, una mayor adherencia del Glacoxan Bio Neem en la superficie de la planta.

En caso de tener una infestación de pulgones muy seria, se recomienda efectuar el control químico. Para ello existen varias drogas y formulaciones; algunas de estas son el dimetoato (Glacoxan D-Sist), el acefato (Capxan I), el imidacloprid (Glacoxan Imida), o el aceite mineral (Glacoxan Oil).

Para garantizar el éxito en la eliminación de la plaga, se deben repetir las aplicaciones según las instrucciones de cada insecticida, hasta la desaparición de la peste. Dado que los productos comerciales no son ovicidas (no matan huevos), es necesario continuar con el control de la planta, para volver a realizar una aplicación cuando eclosionen los áfidos, o repetir las aplicaciones según lo indicado en el prospecto.

Para garantizar una mayor efectividad del tratamiento, es útil la combinación de ciertos productos. Tanto el Glacoxan D-Sist como el Glaxocan Imida se pueden emplear junto con Glacoxan Oil, dado que, al ser ambos productos sistémicos, se benefician del modo de acción de contacto del Glacoxan Oil, a su vez que obtienen una mayor adherencia y residualidad en la planta.

Es necesario tener en cuenta que, si bien garantizan una mayor efectividad que los controles mecánicos y orgánicos, el control químico no es selectivo con la fauna benéfica y, en el caso de cultivos, obliga a respetar los períodos de carencia. Por lo cual es necesaria la adopción de un enfoque de manejo integrado de plagas, que brinde respuestas adecuadas a la situación de cada planta y cada plaga, maximizando los resultados.

Más información: www.glacoxan.com