Descubre cómo reconocer fácilmente estas plantas. Sus ventajas y desventajas más relevantes; y cómo cuidarlas. También, sugerimos algunas de ellas para lucir en los jardines. Por Alejandra Francia*
Las bulbosas son plantas que ofrecen una nota de color durante todas las estaciones del año. La mayoría son fáciles de cultivar y se adaptan a variadas condiciones ambientales. Hagamos un recorrido para conocer algunas especies interesantes y comprobemos que varias de ellas son nativas.
Conocemos como bulbosas a aquellas plantas herbáceas perennes que tienen algún tipo de órgano de reserva; estos pueden ser: raíces, hojas o tallos engrosados. Estas plantas están adaptadas de modo tal que pasan un período del año en reposo como órganos de reserva a modo de estrategia para sobrevivir durante la época desfavorable.
Una vez cumplido el ciclo de reproducción, las reservas se movilizan, las flores se marchitan, las hojas se secan, pero nada se pierde, ya que, debajo de la tierra, el órgano de reserva almacena las sustancias que contenían las hojas y los tallos; se va engrosando y formando nuevos órganos reservantes, mientras la parte aérea se marchita y desaparece.
Es importante tener en cuenta esta condición cuando se las ubica en los canteros, considerando que, en algún momento del año (dependiendo de la especie utilizada), se perderá su presencia. Una vez marchita la planta, el órgano de reserva puede esperar enterrado o bien es factible levantarlo del suelo para guardarlo en un lugar seco y aireado, hasta que aparezcan las condiciones ambientales adecuadas para que brote nuevamente o el momento de plantarlo otra vez.
Las bulbosas son ideales para plantar en macetas o jardineras profundas, porque a cada especie puede dársele su hábitat específico. Son aconsejables para esto: los narcisos, jacintos, scillas, muscari, que se combinan muy bien con pensamientos, violas o alisos.
Según su momento de floración, pueden ser agrupadas en las que florecen a fines de invierno o comienzos de primavera, como por ejemplo: jacintos, sparaxis, ixias, sisyrinchium, crocus, fresias, etc.; y las que florecen en primavera-verano, como las kniphofias (fosforito), zephyranthes, dalias, hemerocallis, agapantos, etc.
Las bulbosas se caracterizan por no ser exigentes en cuanto a nutrientes, si bien necesitan suelos sueltos con muy buen drenaje ya que son susceptibles a las pudriciones; en suelos arcillosos, pueden plantarse encima de una cama de arena y en canteros elevados para favorecer el drenaje. La profundidad de plantación es, en general, tres veces la altura del órgano de reserva; deben ser considerados los requerimientos de cada especie en particular. En suelos pesados (ricos en arcilla), conviene plantarlos más arriba; por lo contrario, en suelos arenosos, se debe plantar a mayor profundidad para que llegue el calor.
Los riegos no deben ser excesivos: se realizarán en el momento de la plantación y luego serán suspendidos hasta la aparición de las primeras hojas. En ese momento se harán riegos periódicos, hasta que la planta comience su proceso de movilización de reservas hacia el órgano reservante. A partir de entonces, se suspenderán.
Es conveniente realizar algún aporte extra de nutrientes con harina de hueso, que les suministra fósforo y calcio (recordemos que la harina de hueso será un elemento conflictivo con respecto a las mascotas, en caso de que las haya: las tienta). El efecto de este aporte podrá ser apreciado al año siguiente. También tengamos en cuenta que en la preparación del sustrato para la plantación puede utilizarse compost o lombricompuesto.
Consideremos algunas especies interesantes para cultivar por su resistencia y belleza:
Hemerocallis sp. (flor de un día)
Ubicación: media sombra o pleno sol. Necesitan suelos fértiles y con buen drenaje. Los riegos deben ser frecuentes de primavera a otoño, y espaciados en invierno. La época de plantación: agosto a octubre. Fertilización: al final del invierno con harina de hueso.
Hay variedades de flor doble y simple; la paleta de colores es muy amplia: del amarillo al bordó, pasando por los naranjas y rojos. También hay variedades de follaje persistente y otras caducifolias.
Dahlia sp. (dalia)
La época de plantación: comienza cuando ya ha pasado el peligro de heladas (septiembre-octubre). Florecen luego de unas ocho semanas de plantadas. Pueden hacerse plantaciones escalonadas para prolongar la floración. Conviene ubicarlas a pleno sol en suelos bien drenados, fertilizar con estiércol fermentado y harina de hueso. Profundidad de plantación: unos 15 cm o mayor. Es necesario colocar un tutor durante la plantación para evitar daños posteriores al tubérculo. Riegos: luego de la plantación se hará un buen riego y no se regará más hasta la brotación. Cuando aparecen los pimpollos, los riegos serán más frecuentes. Poda: en enero se podan las dalias plantadas en septiembre, dejando de 4 a 6 pares de yemas por tallo para que florezcan de nuevo en otoño.
Lilium sp. (azucenas)
Época de plantación: otoño, para que florezca en la primavera. Profundidad de plantación: 10 a 15 cm (inclinado). Suelo: ídem anteriores. Ubicación: media sombra, evitar el sol del mediodía. Riegos: después del riego de plantación, cuando brotan se brindarán riegos periódicos y profundos. Se dejan vegetar hasta que la planta se entregue y luego se levantan los bulbos (si están en suelos pesados), si no se los deja hasta la próxima primavera.
Crinum sp.
Son plantas muy resistentes y de gran tamaño, aptas para espacios grandes, a sol pleno. Suelo: no tienen requerimientos especiales. Mantenimiento: pasado el invierno, retirar las hojas secas; después de la floración, cortar las varas florales.
Kniphofia (fosforito)
Son plantas con muy bajos requerimientos hídricos. Necesitan suelos sueltos.
Exposición a pleno sol. Florecen en primavera-verano, y sus inflorescencias van del amarillo al naranja cambiando de color. Hay variedades de color amarillo solamente y, también, variedades enanas.
Zephyranthes candida / Zephyranthes rosea (lirio de la lluvia)
Los zephyrantes son plantas de unos 25 cm de altura, que poseen bulbos verdaderos y cuyas hojas son acintadas y finas. La exposición es a pleno sol en suelos sueltos y no tienen requerimientos especiales. También existe una especie con flores de color amarillo. Las tres especies son nativas.
* Ing. Agr. Alejandra Francia, docente de la cátedra de Espacios Verdes de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba.