ECONOMÍA & VIVEROS | Auspicio de la Tecnicatura Universitaria en Jardinería - UBA
Además: cuáles son las características deseables que, a nivel comercial, debe tener un sustrato y por qué estas son importantes. Por Héctor Svartz*
Un suelo es un cuerpo natural, superficial, producto de la interacción entre la litosfera, biosfera, hidrosfera y la atmósfera. Se dan una serie de procesos de intemperización (desintegración y transformación) a través de la acción de agentes físicos, químicos y fisicoquímicos.
Es de naturaleza trifásica y presenta una fase sólida, líquida y gaseosa. Está integrado por una mezcla de minerales y compuestos orgánicos con distintos grados de transformaciones. Se puede observar que se diferencia en horizontes. Soporta la vida vegetal, suministrando nutrientes, aire y agua.
Un sustrato difiere de los suelos naturales por su origen. Inclusive, al usar una práctica inapropiada, como envasar plantas en contenedores llenándolas con material del horizonte superior de un perfil, ese material pasa a ser un sustrato. Además, pueden ser incluidos en el concepto de sustratos algunos subproductos de procesos agrícolas (subproductos del feet–lot compostados, desmote de algodón compostado, bagazo de caña compostado, fibra de coco) o subproductos industriales (fibras, escorias de altos hornos, lodos de fábricas de papel). También se producen de manera artificial por expandidos térmicos (1200 – 1300º C.) a partir del horizonte arcilloso de un perfil de suelos: lecas; a partir de minerales volcánicos: perlitas y vermiculitas; de yacimientos de algas: diatomeas; de combinaciones fundentes: lana de roca. Actualmente, también se están usando materiales de reciclaje (compost de residuos verdes como chipeado de poda urbana, chipeado de cortezas de pino combinados con cama de caballo, lombricompuesto, etc.).
Son trifásicos y presentan una fase sólida, líquida y gaseosa. Pueden ser de naturaleza orgánica o inorgánica en forma exclusiva, o bien, es posible que sean las mezclas de ambos. Soportan la vida vegetal, suministrando anclaje, nutrientes, aire y agua.
Características deseables comercialmente en un sustrato
Previas:
- Alta disponibilidad del material.
- Propiedades de alta repetibilidad.
- Costos compatibles con los valores del cultivo.
Funcionales:
- Elevada porosidad (mayor del 70 %).
- Baja densidad aparente (menor de 0,7 g/cm3).
- Relación aire/agua satisfactoria con relación al cultivo, geometría del contenedor e instalaciones.
- Estabilidad de las propiedades físicas, químicas y biológicas.
- pH adecuado al cultivo y poder buffer adecuado.
- Baja salinidad (menor a 400 - 500 uS/cm).
- Capacidad de intercambio catiónico y fertilidad básica.
- Libre de malezas, patógenos y fitotóxicos (tanino, fenoles, antocianos, terpenos y metales pesados).
Observaciones
Cuando mencionamos características previas de un sustrato, hacemos referencia a las condiciones intrínsecas de este. Por ejemplo, al momento de hablar de una alta disponibilidad del material, queremos significar que este se encuentre en el mercado en cantidades suficientes y en todas las estaciones del año, para que una vez que el productor estandarice su cultivo sobre la base de un sustrato dado, no tenga dificultades en la disponibilidad de aquel.
En lo que hace a la alta repetibilidad, el productor usuario del material debe recibirlo con propiedades físicas y químicas estables en los distintos lotes de venta, y debe observar la constancia de estas en caso de su utilización en cultivos a largo plazo.
Hoy por hoy, nos encontramos en tiempos por demás competitivos, y el costo de un sustrato tiene una relevancia fundamental a la hora de hacer (entiéndase vender) plantines.
Un sustrato debe tener una serie de características que hacen a su funcionalidad. Por ejemplo, cuando hablamos de porosidad, hacemos referencia a que, al momento de realizar cultivos en contenedores, el volumen de raíces es limitado; razón por la cual, debemos garantizar el abastecimiento de aire y soluciones nutritivas. También es un aspecto por demás importante el transporte de tales bandejas; donde se debe cuidar que el material no sea muy pesado (suelos). El segundo punto tiene una explicación semejante al anterior porque, en sí, quiere decir lo mismo.
En la distribución de los poros, se debe cuidar una presencia importante de macroporos (mayores de 0.2 mm), los que garantizan la presencia de aire para las raíces casi en forma inmediata luego del riego. Esta característica es de mayor importancia incluso en contenedores de poca altura (geometría del contenedor).
Cuando se habla de estabilidad en las propiedades del sustrato, se quiere significar que no solo es importante que las propiedades de este sean buenas en el punto de origen del cultivo, sino que las mantenga durante todo el tiempo en que permanezcan las plantas sobre él (cultivo de ocho meses). Este último punto explica la tendencia internacional a dejar de usar componentes orgánicos para pasar a emplear componentes minerales (inertes; ejemplo: perlita, vermiculita, lecas).
Cuando se trata del pH, hay una incidencia directa sobre la disponibilidad de los nutrimentos imprescindibles para el normal crecimiento y desarrollo de los cultivos. Sabemos que, en general, los macronutrientes tienen un rango de disponibilidad diferente del los micronutrientes. De ahí que sea importante tener en cuenta este parámetro para evitar, incluso, realizar fertilizaciones complejas que acarreen pérdidas económicas, por cuanto tales nutrientes no irán al cultivo sino fuera de las bandejas o contenedores. En consecuencia, cuando una mezcla terminada no cuenta con el pH buscado, debemos conocer, a través de su capacidad reguladora (de amortiguamiento), las características del sustrato en relación con la resistencia que opone a los cambios de pH. Este último es de vital importancia ante la reacción de distintos fertilizantes que tienden a modificar el pH del sustrato una vez agregados (nitrogenados y fosfóricos de reacciones ácidas, potásicas, cálcicas y magnésicas de reacción alcalina, etc.).
La gran mayoría de los cultivos son por demás sensibles a los efectos del contenido de sales. Teniendo en consideración que estas son la resultante final de una suma que hace referencia al contenido de sales del sustrato, contenido de sales del agua y contenido del programa de fertilización, queda a las claras que cuanto mayor contenido de sales tenga el sustrato y el agua, mayor será la limitación en las dosis a aplicar en los programas de fertilización.
Una manera de evitar un permanente agregado de nutrientes es que pueda registrarse en el sustrato utilizado una propiedad equivalente al poder residual del producto, en el que el fenómeno de retención de nutrientes por parte del mismo garantice esta residualidad.
En nutrientes de poca movilidad o en aquellos requeridos en cantidades importantes, es de utilidad llevar adelante una fertilización de base (agregar nutrientes en el mismo momento de la preparación de la mezcla; sobre todo nitrógeno y potasio, ya que estos son fundamentales en los estadios iniciales de la implantación del cultivo).
Cuando preparamos un sustrato es importante conocer no solo los componentes de la mezcla, sino verificar que ellos estén libres de semillas de malezas. También podemos encontrar en algunos componentes cierto tipo de residuos fitotóxicos, que originarán una problemática distinta a la anterior, pero no por ello, poco importante para el desarrollo del cultivo.
* M. Sc. Ing. Agr. Héctor Alejandro Svartz, Profesor Asociado Cátedra de Jardinería de la UBA.