Septiembre 2017

ISSN 2346-9323

ECONOMÍA & VIVEROS | Auspicio de la TECNICATURA UNIVERSITARIA EN JARDINERÍA - UBA

Plantas acuáticas: ¿Cómo incorporarlas en los espacios verdes?

Conoce la manera en que dichos ejemplares se adaptan al hábitat. Las características de cada grupo: sumergidas u oxigenadoras, flotantes libres o arraigadas, y palustres. Su cultivo y algunas consideraciones generales para lograr un buen jardín acuático. Por Karina Macaro

Originales, atractivas, únicas… Las plantas acuáticas son dueñas de una particular belleza que muchos desconocen. Lamentablemente, no tienen gran difusión en nuestro país, hay pocos viveros especializados y es inusual verlas en el resto de los comercios del ramo; en consecuencia, no las cultivamos en nuestros jardines.

Sin embargo, contamos con un amplio catálogo de acuáticas; la mayoría de ellas, nativas, crecen en los ríos, arroyos, lagos y lagunas de nuestro territorio. Algunas, como los camalotes (Eichornia crassipes), repollitos de agua (Pistia stratiotes) y el acordeoncito de agua (Salvinia sp.) flotan en los ríos de la Mesopotamia y del Delta del Paraná; otras, tal la margarita de bañado (Senecio bonariensis), los juncos (Juncus acutus y Scirpus sp.) y las totoras (Typha sp.) crecen en las márgenes de ríos y lagunas, o en las zanjas, a los costados de las rutas.

Tal vez por eso, porque es común verlas creciendo de manera silvestre, no les demos el valor ornamental que merecen. En cambio, sí se lo dan en otros países de Europa y América del Norte en donde las cultivan especialmente y las tienen como protagonistas en sus jardines acuáticos.

En este artículo, conoceremos algunas características que nos ayudarán a cultivar estas maravillosas plantas que, además de adornar nuestros espacios, atraerán una gran variedad de fauna (libélulas, alguaciles, mariposas, aves, etc.), haciendo de ellos un lugar dinámico, lleno de color y movimiento. Por tanto, un jardín acuático puede convertirse en un lugar mágico y de disfrute para grandes y chicos, en donde cada momento se vuelve único e irrepetible.

Por definición, las plantas acuáticas son aquellas que están adaptadas a vivir en el medio acuático: unas, con todo su cuerpo o parte de él sumergido, y otras, flotando libremente en la superficie del agua. Podemos encontrarlas viviendo en ambientes muy diversos, ya sea de aguas tranquilas, como  lagos, lagunas y estanques; o de aguas corrientes, como ríos y arroyos.  También, en ambientes de aguas salobres, como en rías y costas marítimas inundables. En todos los casos, observaremos  dos grandes grupos, las plantas que viven dentro del agua (acuáticas propiamente dichas) y las que viven en las costas o terrenos inundables (palustres).

Existe una teoría que dice que estas plantas no descienden de otras acuáticas primitivas, sino que son descendientes de un grupo de plantas terrestres que tuvieron que adaptarse a vivir en el medio acuático. (Ángel L. Cabrera, Las plantas acuáticas).

Las principales adaptaciones de estas plantas tienen que ver con:

  • - La presencia de tejidos especiales en tallos, hojas y raíces, en los que acumulan aire (aerénquimas), que utilizan como reservorio de oxígeno o para mantenerse a flote. Muchas tienen canales especiales para transportar el oxígeno hacia las raíces. En algunos casos, estos tejidos les dan una consistencia esponjosa.

  • - Ceras que recubren tallos y hojas a modo de protección.

  • - La ubicación de estomas (órgano de respiración) en la cara superior de las hojas, a diferencia de las plantas terrestres que los presentan en el envés de las mismas.

  • - La falta de tejidos de sostén, en las plantas sumergidas, ya que el agua las mantiene erguidas. Estas tampoco presentan cutícula ni estomas, y las raíces solo les sirven para fijarse al suelo debido a que todo su cuerpo está adaptado para absorber agua con oxígeno y nutrientes disueltos en ella.

  • Clasificación

Podemos clasificar a las plantas acuáticas según su hábito de crecimiento. Cada grupo cumplirá una función dentro del estanque, de modo que la ubicación estratégica de cada una será la clave del éxito de nuestro jardín acuático.

Plantas sumergidas u oxigenadoras: viven con todo su cuerpo debajo del agua y son uno de los grupos de plantas más funcionales del estanque, filtran y oxigenan el agua, y además se las puede emplear para diseñar un verdadero paisaje subacuático. Las más utilizadas en nuestro país son: Ceratophyllum demersum, Cabomba caroliniana, Echinodorusus uguayensis, Vallisneria spiralis, Potamogeton illinoensis, Elodea sp., entre otras. Muchas de ellas son nativas de nuestros ríos y lagunas.

Plantas flotantes libres: flotan libremente sobre la superficie del agua gracias al aire que tienen en sus tejidos; sus raíces absorben los nutrientes disueltos en el agua, actuando como verdaderos filtros. Hay que controlar su crecimiento porque son bastante invasoras. Las especies más utilizadas en nuestro país son: repollitos de agua (Pistia stratiotes), helechito de agua (Azolla filiculoides), acordeoncito de agua (Salvinia sp.), lentejitas de agua (Lemna sp.) y camalote o lirio acuático (Eichornia crassipes).

Plantas flotantes arraigadas: estas desarrollan parte de su estructura debajo del agua (tallos y raíces) y otra parte flota en la superficie (hojas y flores). Necesitan tierra para arraigarse y nutrirse; por lo tanto, deberán estar plantadas en macetas o directamente en el fondo, en el caso de los estanques con fondos de tierra. Muchas de ellas tienen floraciones espectaculares como la de los  nenúfares tropicales o de clima templado (Nymphaea sp.). Otras plantas pertenecientes a este grupo son: aponogeton (Aponogeton distachyus), amapolita de agua (Hydrocleys nymphoides), trébol de cuatro hojas (Marsilea concinna), camalotillos (Nymphoides sp.). Estas cubren con su follaje la superficie del estanque ayudando a disminuir la temperatura del agua en verano.

Plantas palustres: adaptadas a vivir en terrenos inundables o pantanosos, con algunos centímetros de agua por encima del cuello, muchas de ellas pueden ser cultivadas en jardines de tierra, proporcionándoles un riego más abundante. Algunos ejemplos de las más utilizadas son: papiro egipcio (Cyperus papirus), papiro enano (Cyperus haspan), papiro nativo (Cyperus giganteus), cola de caballo (Equisetum hyemale), lirios palustres (Iris Louisiana, Iris ensata, Iris pseudoacorus), taro violeta (Colocasia esculenta `Black magic´), junco espiral (Juncus effusus `Spiralis´), thalias (Thalia multiflora y Thalia geniculata), pontederia (Pontederia cordata y Pontederia lanceolata), calas (Zantedeschia aethiópica) y lotos (Nelumbo sp.), entre otras.

  • Cultivo

Los miniestanques son la mejor opción para los que quieren iniciarse en esta actividad o no tienen mucho espacio. En ellos se pueden armar pequeños jardines acuáticos que aumentarán la biodiversidad en el jardín. En estos resulta muy sencillo cultivar plantas flotantes: ellas solo necesitan un recipiente (cuenco, paila o maceta) capaz de contener unos litros de agua para crecer saludables.

Si queremos cultivar las del grupo de flotantes arraigadas y sumergidas, necesitaremos recipientes un poco más grandes, con una altura y un diámetro de  40 o 50 cm, como mínimo. En este caso, colocaremos en el fondo una maceta con la planta y luego llenaremos con agua hasta unos tres centímetros del borde. El tamaño del recipiente dependerá de la profundidad y del espacio que necesite cada planta o de la cantidad de especies que queramos cultivar.

Si tenemos la posibilidad de construir un estanque, podremos disfrutar de una mayor diversidad de plantas e incluir peces que, además de decorar con sus colores y formas, colaborarán a controlar una posible proliferación de mosquitos.

  • Algunas consideraciones generales

  • - Reponer agua para mantener su nivel.

  • - Evitar el recalentamiento del agua en verano.

  • - Controlar la proliferación de algas para que no desmejore el aspecto del jardín acuático.

  • - Las plantas flotantes son muy invasoras, por lo tanto, se deberá vigilar su desarrollo.

  • - Un estanque constituye un verdadero ecosistema en donde los mosquitos no tienen cabida. Sus huevos y larvas son rápidamente devorados por larvas de libélulas y alguaciles que se desarrollan en su interior. En el caso de los miniestanques, en los que es más difícil que el ecosistema se establezca, se puede utilizar Bt (Bacillus thuringiensis): una bacteria que controla específicamente larvas de mosquitos. Se comercializa en polvo o líquida, y las dosis están especificadas en el envase.


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