Cómo desinfectar suelos y sustratos de forma sustentable

Segunda parte. Alternativas biológicas: biofumigación, biosolarización. Opciones químicas: fumigantes que no dañan la capa de ozono. Enmarcado dentro del proyecto Tierra Sana. Por Analía Puerta*

Alternativas biológicas

• Biofumigación

Esta técnica consiste en el agregado de materia orgánica al suelo (estiércol animal y restos de cultivos, especialmente de la familia de las Brasicáceas -como repollo, coliflor, brócoli, nabo silvestre, mostaza-).

Dichas plantas, cuando se descomponen, sueltan compuestos (metil-isotiosanatos, sulfuros, etc.), que producen la muerte de la mayoría de los organismos perjudiciales para los cultivos. Otras fuentes de materia orgánica, como los estiércoles, liberan compuestos tóxicos, como el amonio, pero en este caso, se considerará que los guanos deben ser manipulados luego de su compostaje y que, en ocasiones, pueden aportar sales al suelo.

No se recomienda utilizar estiércol de pollo o de gallina ponedora, solo, sino que debe ser mezclado con otro tipo de material, como rastrojos de cultivos, que aporten carbono y puedan contribuir a mejorar la estructura del suelo.

Los restos vegetales y/o estiércol se incorporan al suelo mecánicamente mediante varias pasadas de disco, rastra rotativa o rotocultivador.

El agregado de materia orgánica al suelo produce, además, mejoras en las propiedades físicas de este: enriqueciendo la estructura, aumentando la porosidad y favoreciendo el desarrollo de todo organismo vivo.

Para que la biofumigación sea efectiva, debe realizarse en los meses de mayor temperatura, durante aproximadamente 30 a 45 días, dependiendo de las características climáticas del lugar donde se implemente. Se recomienda incorporar al menos 10 kg de material fresco por metro cuadrado de suelo a fin de lograr impacto con esta técnica.

• Biosolarización

La biosolarización combina dos técnicas: la solarización y la biofumigación. Al igual que en la biofumigación, se deben incorporar al suelo restos vegetales y/o materia orgánica.

Luego de dicha incorporación, el suelo debe cubrirse con polietileno transparente con el propósito de retener la radiación solar y así producir un aumento de temperatura que permita eliminar a los organismos patógenos y, a su vez, acelere la descomposición de los materiales incorporados.

El suelo debe estar listo para la plantación y el sistema de riego colocado, ya que es importante que la superficie esté húmeda durante todo el proceso, debido a que el vapor de agua es otro componente fundamental para lograr la eliminación de los patógenos. La biofumigación puede realizarse tanto bajo cubierta como al aire libre.

Este método de desinfección es efectivo para el control de un amplio espectro de organismos patógenos, incluso en regiones templadas. La biofumigación y, en menor medida, la biosolarización, permiten la supervivencia de organismos benéficos, como trichodermas, actinomicetos y bacterias promotoras del crecimiento. Esto último le otorga a la alternativa señalada una ventaja diferencial respecto de las otras, motivando su implementación en establecimientos que poseen un manejo con enfoque agroecológico o en aquellos de aplicación tradicional, pero que incorporan prácticas de manejo sustentables.

En el norte del país (Salta, Jujuy, Tucumán y Corrientes) y, especialmente, en los cultivos bajo cubierta, esto ha reemplazado al bromuro de metilo y se ha convertido en una práctica de creciente adopción en regiones templadas y bajo invernaderos (La Plata y Mar del Plata), combinando esta técnica con otras, como la rotación y la asociación de cultivos.

Opciones químicas

• Fumigantes que no dañan la capa de ozono

Son productos químicos que, en presencia de humedad y temperatura ambiente, se descomponen y liberan una serie de gases que producen la muerte de los patógenos presentes habitualmente en los suelos y sustratos (hongos, bacterias, insectos y malezas).

Se evaluaron diferentes productos químicos específicos para la desinfección de suelos y sustratos en cultivos intensivos, tales como el 1,3 dicloropropeno-cloropicrina; el metam sodio, metam potasio; metam amonio; dimetil disulfuro e ioduro de metilo.

Muchos de estos productos no estaban disponibles en el país. No se conocía su eficiencia o no estaban registrados. Por ello, se realizaron convenios con el sector privado a fin de realizar ensayos en distintas provincias y diferentes cultivos en miras de ajustar las dosis y las formas adecuadas de uso, adaptadas a las condiciones edafoclimáticas de la Argentina.

Se encontró que la eficacia de los fumigantes alternativos también depende de la manera y las condiciones en que se aplican. Para ello se elaboraron protocolos de adecuado manejo de fumigantes de suelos y sustratos en los cultivos hortícolas, de frutilla y ornamentales.

Actualmente, se dispone de información objetiva, respaldada científicamente, sobre
fumigantes químicos alternativos; y se conoce la eficiencia de cada uno para cada situación y cada cultivo particular.

La desinfección química es una alternativa viable cuando el resto de las alternativas no han sido eficientes, los niveles de infestación del suelo o de los sustratos son muy elevados, y/o se ve comprometida la viabilidad del sistema productivo. Y deben ser utilizadas considerando los protocolos de uso mencionados. 

Lee en nuestra edición de noviembre: “Prácticas y tecnologías complementarias”.
Para conocer sobre “Alternativas físicas”, puedes ingresar en la edición de septiembre.

 

* Analía Puerta, coordinadora nacional de Tierra Sana (INTA-ONUDI).