Brugmansia arborea

Se incluye entre las plantas consideradas alucinógenas. Sumamente ornamental, detallamos sus peculiaridades. Por Agustina Busto Tarelli*

Conocí esta magnífica planta recorriendo un jardín que ocupaba casi una manzana en el barrio de Belgrano, y al cual solía visitar en mi infancia. A la sombra de sus árboles añosos, más allá de los canteros con flores y arbustos, vi asomarse un arbusto de llamativas campanas blancas y perfume dulzón, tan intenso, que parecía salido de un cuento de hadas.

Más tarde supe que se trataba de la trompeta de ángel o floripón, planta nativa de Centroamérica y América del Sur. Su nombre científico es Brugmansia arborea, en honor al botánico holandés Sebald Justinus Brugmans. El género posee al menos diez especies, la mayoría de ellas son nativas de la región andina del norte de Sudamérica clasificadas en función del color de sus flores.

Características

El floripón es un arbusto de crecimiento rápido que suele alcanzar en pocos años una altura de cinco metros, pero también se adapta a la vida en contenedor, en donde desarrolla un porte menor. Los troncos suelen ser bastante irregulares, muy ramificados, de corteza color beige. Posee hojas de gran tamaño en tono verde medio y flores tubulares colgantes de 15 a 20 cm de largo, muy vistosas y fragantes, de colores blanco, rosado, amarillo pálido (según sus variedades). Sus frutos son bayas de color verde, ovoides e igualmente grandes. En climas cálidos, suele florecer todo el año; en Buenos Aires lo hace en los meses de primavera y otoño.

El proceso de germinación de las semillas toma alrededor de veinticinco días, mientras que la propagación vegetativa debe realizarse con estacas de una planta de, al menos, dos años de edad y con un mínimo de seis yemas.

Sus flores emanan un aroma extremadamente dulce -para algunas personas es, incluso, empalagoso-, y su néctar atrae varias especies de abejas, colibríes, moscas, escarabajos y mariposas. También es polinizada por murciélagos, pues sus flores permanecen abiertas en las noches de luna llena.

• Alcaloides

Pertenece a la familia de las Solanáceas, entre cuyas características se incluye, en varias especies, la existencia de alcaloides en sus hojas y en los frutos (en estado inmaduro).

El género Brugmansia no es la excepción. Debido a la presencia de estos alcaloides y compuestos secundarios del tipo tropano, específicamente hiosciamina e hioscina (también llamada escopolamina o burundanga), el floripón es conocido popularmente por su efecto somnífero: sus flores son utilizadas en infusiones, las que pueden tardar de 15 a 30 minutos en producir la consecuencia señalada, y cuya secuela puede perdurar hasta tres días luego de ser ingerida la bebida. Sin embargo, si se utiliza más de una flor para preparar el brebaje, se incrementa el riesgo de intoxicación de manera significativa. 

Debido a sus propiedades alucinógenas, su consumo no debe tomarse a la ligera pues las sustancias alcaloides (hiosciamina y escopolamina), que son altamente tóxicas, pueden provocar la depresión del sistema nervioso central, parálisis y hasta la muerte.
Afortunadamente, su sabor es amargo y desagradable, y esto hace que los casos graves por ingesta en animales y niños sean escasos.

Aun conociendo las propiedades tóxicas de esta especie, a la hora de diseñar un jardín y con las debidas precauciones, la Brugmansia arborea continúa siendo un atractivo ornamental que no suele identificarse como algo peligroso. Y a pesar de poder literalmente dejarnos sin aliento, sigue siendo una excelente alternativa para crear jardines tropicales visualmente atractivos.

 

* Téc. Agustina Busto Tarelli. Docente de la Cátedra de Jardinería. Tecnicatura en Jardinería FAUBA. Subsede Devoto y Delegación Escobar.