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Economía y Viveros - volver al inicio

Junio 2016

ISSN 2346-9323
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Auspicia TECNICATURA UNIVERSITARIA EN FLORICULTURA - UBA

El riego

Una introducción sobre esta práctica agrícola que incluye la evotranspiración de un cultivo y los límites de seguridad de un suelo o sustrato. Además: los sistemas de riego gravitacional y presurizado. Por Gabriel Lorenzo*

     

Desde el momento en que el técnico debe enfrentarse a la problemática inherente a la producción ornamental, comienzan a aparecer cuestiones, de distinta índole, por resolver. Como la mayoría de los cultivos de este tipo se hace bajo riego, no es sorprendente que el manejo de la tecnología referente a ellos aparezca en el podio de los aspectos para averiguar. Además, dado que muchas explotaciones compiten por el agua con otros usuarios industriales y urbanos, el manejo de dicho recurso tiene, entonces, importancia ambiental, económica y social. Esta situación particular determina que la eficiencia en el uso del recurso agua sea cada vez más importante dentro del manejo de la explotación, con lo cual el profesional interviniente deberá estar capacitado para responder a una serie de interrogantes. Entre ellos:

¿Cuál es la verdadera necesidad de agua y fertilizantes de los cultivos?
¿Qué opciones tecnológicas existen para cubrir esa demanda?
¿Cómo pueden construirse sistemas de riego más eficientes que ahorren agua, fertilizantes  y energía?
¿Qué elementos del sistema permitirán controlar y corregir la aplicación de agua?

Las plantas tienen requerimientos hídricos vinculados a su adaptación al medio ambiente en el cual evolucionaron, pero que técnicamente podemos manejar con fines productivos.

La agricultura de regadío permite poner en producción zonas con poca o nula oferta hídrica, pero, mientras que en el cultivo a campo el riego es complementario de las lluvias, bajo invernadero, es una obligación.

El uso de cubiertas plásticas crea un clima diferente que debe ser acompañado por otras tecnologías apropiadas para este tipo de cultivos, es decir, que la demanda de agua puede ser diferente, porque un cultivo protegido se enfrenta a un ambiente modificado.

Ahora: ¿cómo determinar la demanda de agua de un cultivo? O más precisamente: ¿cuánto y cuándo debe regarse para obtener una productividad y una calidad aceptable?

Un criterio asume responder desde el punto de vista de la necesidad de la planta y, en ese caso, es menester conocer la evapotranspiración del cultivo en cuestión (ETc), a fin de aplicar la cantidad de agua que satisfaga tal demanda. 

La evapotranspiración potencial (ETo) de cada lugar es un dato climático, que se calcula sobre la base de temperatura, radiación, velocidad del viento o, bien, mediante un artefacto llamado tanque evaporimétrico, el cual ofrece una lectura directa de esta variable, diariamente. A modo ilustrativo, en las condiciones de Buenos Aires, la ETo, en pleno verano, es de alrededor de 8 L/m2, mientras que, en invierno, esta demanda oscila en torno a los 3 L/m2.

La complejidad de dicha técnica deriva del hecho de que cada especie tiene una evapotranspiración específica que, además, depende del estadio de crecimiento; esa variable se llama coeficiente de cultivo (Kc). La evapotranspiración del cultivo será, entonces, ETc =  ETo x Kc. Por ejemplo, un cultivo en maceta, recién iniciado, tendrá un Kc de 0,2 y, cuando se halla en principio de floración, con todo su follaje expandido, puede ser de 1. Entonces, si con estos datos calculamos la ETc diaria, en el momento en que se inicia el cultivo, esta será de 0,6 L/m2, en invierno, y de 1,6 L m2, en verano; mientras que ese mismo cultivo, pero con el área foliar totalmente expandida, requerirá 3 L/m2 en invierno, y 8 L/m2, en verano.

Otra opinión profesional, por su parte, considera que es imprescindible mantener el suelo o sustrato dentro de límites de seguridad muy precisos, en los cuales, la planta no sufrirá un estrés hídrico severo que comprometa su productividad y su calidad. Para ello es necesario conocer el comportamiento hidráulico del suelo o sustrato, y establecer, básicamente, tres zonas de referencia: agua fácilmente disponible (AFD), agua de reserva (AR) y agua difícilmente disponible (ADD). Cada una de estas zonas representa una cantidad de agua real de la que las plantas dispondrán. A partir de allí, resta establecer cuál será el límite de la zona segura, con el cual un técnico puede determinar, exactamente, cuándo se regará y cuánta agua se aplicará en ese riego. Una de las formas de precisar estas zonas es hacer un análisis de laboratorio a fin de conocer la curva de liberación de agua, aunque existen modelos que permiten inferirlo a partir de las características texturales del suelo o sustrato.

En condiciones de campo, hay instrumental de bajo costo que posibilita obtener una mayor objetividad en el manejo del riego. Uno de ellos es el tensiómetro, que mide la fuerza con la que el agua está retenida en el suelo. A modo orientativo, en un suelo recién regado y que ha drenado libremente (lo cual se conoce como capacidad de campo), el agua estará retenida a una tensión de -0,03 MPa. A medida que el suelo se seca, esta tensión se hace más negativa. Una planta estará dentro de la zona de seguridad mientras que la tensión no sea mayor a -1 MPa (este valor marca el límite del agua de reserva). Este instrumento resulta de gran utilidad, dado que indica, directamente, el momento óptimo en que se debe volver a regar.

También existen medidores de humedad de suelo, que dan un valor en porcentaje de humedad volumétrica (Wv); no obstante, la limitación que tienen es que no ofrecen una lectura directa de la tensión a la que el agua está retenida. En un suelo arcilloso, una Wv de 30 % representa un valor alto, pero posiblemente, muy cercano al límite de reserva; mientras que un suelo arenoso, con una Wv de 10 %, puede estar cerca de la capacidad de campo.

Los sistemas de riego

La eficiencia de un sistema de riego se determina midiendo qué cantidad porcentual del agua aplicada llega efectivamente a la planta. Una tecnología más avanzada permite aspirar a una eficiencia superior al 90 %, mientras que los sistemas rudimentarios desperdician entre un 70 y un 80 % del agua, desde el momento en que esta no alcanza a la planta.

La tecnificación es, entonces, una condición ineludible para lograr un buen manejo del recurso, pero esto significa pasar de sistemas gravitacionales (en los cuales el agua se distribuye y llega al cultivo por gravedad) a sistemas presurizados (aquellos en que el agua circulará mayormente por tuberías hasta llegar a su objetivo final, el cultivo).

La presurización implica, en la mayoría de los casos, la incorporación de equipos de bombeo con el consiguiente uso de energía eléctrica o fósil, lo cual eleva el costo del agua: otra razón más para lograr la eficiencia del riego.

Aquí se deberá considerar, al mismo tiempo, el caudal que se aplicará, la presión necesaria y el tiempo de riego. Por ejemplo, un sistema de riego por aspersión requiere en el emisor una presión de 4 Kg/cm2, a la vez que erogará 50 L/h ; mientras que un riego por goteo podría funcionar, perfectamente, con 1 Kg/cm2 o menos, erogando 2 L/h.

Considerando que un sistema de riego posee más de un emisor, un gran caudal y presión de trabajo alta, solo podrán ser satisfechos mediante el uso de una bomba importante, a menos que el tiempo de riego no sea limitante y pueda sectorizarse el cultivo; de esa manera, se disminuye el caudal instantáneo y, seguramente, la presión podrá ser más baja. En consecuencia, el equipo de bombeo podría ser de potencia inferior, con el consiguiente ahorro de energía.

Un sistema que requiera 50000 L/h y 4 Kg/cm2 de presión consumirá más de 7 KW h; en tanto que si el caudal fuese de 10000 L/h y la presión requerida de 2 Kg/cm2, el consumo será inferior a 1 KW h. A su vez, las tuberías de menor diámetro abaratan la inversión inicial en la instalación, sin embargo, incrementan el costo de operación dado que la pérdida de presión es mayor, por tanto, será mayor la exigencia sobre la bomba.
 
El uso de sistemas de riego tecnificados permite la fertirrigación, es decir, aplicar los fertilizantes junto con el agua de riego. Esto representa una importante ventaja frente a los sistemas disociados, ya que se puede aplicar, exactamente, la cantidad de nutrientes requerida por la planta en determinado estado de crecimiento y estación del año, y disminuirá los costos económicos y, también, el impacto ambiental.

Un último punto que marca una ventaja evidente del riego tecnificado es su relativamente sencilla posibilidad de automatización, lo cual conduce a una significativa disminución de los costos operativos respecto de los sistemas manuales.

Se necesita, entonces, diseñar un sistema de riego tecnificado que cumpla con dos premisas: alta eficiencia de aplicación y mínimo costo energético. El técnico que lo realice deberá estar preparado para seleccionar la configuración más conveniente para una determinada situación.

Pero puede ocurrir que el técnico se encuentre con un sistema ya armado y, en ese caso, su principal habilidad será la de determinar la forma de operación que permita las dos premisas mencionadas con anterioridad y, eventualmente, sugerir cambios o mejoras al sistema.

Una tercera posibilidad es que sea necesario comprar un equipo de riego; si así ocurriera, se deberá efectuar un análisis crítico de la situación particular, basado en un criterio objetivo.

En los tres casos, es evidente la importancia de la formación técnica específica para poder dar una respuesta adecuada.

* Ing. Agr. Gabriel Lorenzo, docente a cargo de la asignatura (junto al Ing. Agr. Jorge Molinari) “Riego aplicado a la floricultura”, correspondiente a la Tecnicatura Universitaria en Floricultura de la UBA. Directora: Ing. Agr. M Sc. Libertad Mascarini



 

Corrientes: palmeras en peligro

La Agencia de Extensión Rural de Saladas (INTA) notificó sobre la recepción de consultas  en torno a la muerte de estas plantas afectadas por larvas de Rhynchophorus palmarum L. Qué cuidados hay que tener.

 

Floricultura pampeana

En 2014, el Consejo Federal de Inversiones y el Ministerio de Desarrollo Territorial de La Pampa (ex Ministerio de la Producción) comenzaron un trabajo minucioso para desarrollar el sector florícola de esta provincia. Te informamos lo que vienen haciendo.

 

Paisajes cuidados

La presidenta del Centro Argentino de Arquitectos Paisajistas habla sobre la Pre-Bienal Argentina del Paisaje. Y el presidente de la Red Argentina del Paisaje nos comunica los temas tratados en el VII Encuentro Nacional de la Red Argentina del Paisaje.

 

Tendencias en el mercado mundial

El Dr. Takeshi Kanaya (Japón) visitó la Argentina y compartió las novedades de este negocio: Nada más ni nada menos que 400.000 es el número total de hectáreas cultivadas de flores de corte y plantas ornamentales, en todo el mundo. Por Juan Carlos Hagiwara e Ingrid Villanova

 

Breves

Plantas nativas En la sede de la Estación Experimental Agropecuaria AMBA (INTA), ubicada en Ituzaingó (Buenos Aires), el 1de julio, se llevará a cabo el 1° Encuentro de la Red de Viveros de Plantas Nativas de Buenos Aires. Dirigido a viveristas, asesores y técnicos de producción de plantas autóctonas, las disertaciones y los talleres de dicho evento estarán a cargo de Gustavo Tito (Director EEA AMBA INTA), Gabriel Burgueño (Cuerpo Municipal de Guardaparques de Moreno) y Jorge Lucero (Coordinación, Red  Áreas Verdes de Buenos Aires). Más información: aboitiz.pedro@inta.gob.ar

Malezas Publicamos el siguiente listado de especies de malezas cuya resistencia a distintos principios activos de herbicidas fue confirmada en la Argentina y presentada por el SENASA: Avena fatua (avena negra),  Amaranthus palmeri (yuyo colorado),  Amaranthus hybridus (yuyo colorado), Brassica rapa (nabo), Conyza bonariensis (rama negra), Conyza sumatrensis (rama negra), Cynodon hirsutus (gramilla rastrera), Digitaria insularis (pasto amargo), Echinochloa colona (capín), Eleusine indica (pata de ganso), Lolium perenne ssp. multiflorum (raigrás anual), Lolium perenne (raigrás perenne), Raphanus sativus (nabón), y Sorghum halepense (sorgo de Alepo).

Helechos El Instituto de Floricultura del INTA difundió una guía práctica sobre cinco especies de helechos nativos domesticadas por este instituto y que pueden ser utilizadas con fines ornamentales: Phlebodium areolatum, Niphidium crassifolium, Campyloneurum nitidum, Microgramma squamulosa y Pteris denticulata. Más información: Helechos nativos. Especies seleccionadas para uso en macetas.

 
CIENCIA & ARTE

Polinización (Segunda parte)

Conoce las diferentes formas en que las plantas son polinizadas por los animales. Además: los movimientos de las plantas para asegurarse este proceso. Por Germán Roitman

 
 

Investigación

Multiplicación de Lilium

Un estudio de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires y la Universidad Nacional de La Plata asesora sobre cómo reproducir estos ejemplares por medio de estaquillas.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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