Curiosidades sobre tres plantas y tres insectos

La planta malva del bosque (Pavonia sepium) y la chinche Dysdercus albofasciatus. Sobre la flor del irupé (Victoria cruziana) y el escarabajo Cyclocephala castanea. Las mariposas monarcas del sur (Danaus erippus) y la planta Asclepias curassavica. Por Gabriela Benito*

• El equilibrio de la naturaleza

La malva del bosque (Pavonia sepium) es un arbusto nativo que crece a la sombra y en lugares húmedos, donde alcanza mayor altura; a pleno sol, es más pequeño.

Durante todo el verano, produce flores color amarillo intenso, muy luminoso y de textura aterciopelada, que abren a la mitad de la mañana y se cierran a la tarde. Sus frutos (esquizocarpos) son similares a abrojos que se enganchan fácilmente en la fauna y en la ropa, y sirven para dispersar a la especie.

Por esto podría volverse invasora, pero la misma naturaleza pone sus límites: la planta es visitada por la chinche Dysdercus albofasciatus, colorida y brillante. Con el cuerpo rojo, amarillo y negro, las alas del primer par negras, y cada ala con una franja transversal color amarillo pálido, sin el olor típico de las chinches (es similar a una avispa), por ello las aves no la consumen.

Este insecto perfora con su pico el ovario de las flores hasta llegar a los óvulos, o el fruto hasta llegar a la semilla, inyecta jugo digestivo, después succiona su comida ya algo digerida, como si sorbiera, con tranquilidad y precisión. De esta forma, limita la producción de semillas y colabora para que la especie no se multiplique en exceso y se convierta en invasora.

• Una flor femenina y masculina, pero en diferentes momentos

El irupé (Victoria cruziana) tiene un proceso de polinización muy particular: los pimpollos, desde antes de la apertura, elevan su temperatura para así disipar con mayor eficiencia su aroma a ananá y, de esta forma, llegar lo más lejos posible para atraer a sus polinizadores (entre ellos, la Cyclocephala castanea, una especie de escarabajo). Este mecanismo se conoce con el nombre de termogénesis, está relacionada con el mecanismo de polinización y tiene como fin realzar el aroma de una flor para atraer a los polinizadores.

Durante la primera noche, la flor se abre y, con la difusión del aroma, atrae a los escarabajos que quedan atrapados cuando ella se cierra, cerca del amanecer. Durante esta primera noche, la flor posee solamente el aparato reproductor femenino, listo para recibir el polen.

En tanto que durante el segundo día, desarrolla estambres (órganos florales masculinos), que recubren de polen a los insectos atrapados. Estos insectos son liberados al atardecer de la segunda noche y, de este modo, fecundarán otra flor.

Al amanecer del tercer día, la flor se cerrará y sumergirá. El fruto, que madura debajo del agua, es carnoso y está cubierto de espinas; contiene numerosas semillas esféricas que flotan en la superficie del agua un cierto período de tiempo, facilitando su diseminación y, finalmente, se sumergen en el fondo esperando la ocasión para germinar y multiplicarse.

Los pueblos originarios tostaban estas semillas para su alimentación; por eso recibe el nombre de maíz del agua.

• El equilibrio de la naturaleza II

Las mariposas monarcas del sur (Danaus erippus) en su ciclo de vida dependen, completamente, de una planta de la familia de las Apocynaceae, ya que es lo único que comen sus orugas: la Asclepias curassavica.

La mariposa hembra pone los huevos en las hojas; las orugas salen y se alimentan de tejido verde de hojas, tallos y, a veces, hasta del exterior del fruto. ¿Por qué esta dieta tan estricta, si se considera, además, que la asclepia es venenosa para otros invertebrados?

Las plantas que comen las orugas monarcas contienen glucósidos cardíacos. Las orugas retienen estas sustancias en su cuerpo, que luego pasan a la crisálida y a la mariposa. El resultado de esto es que las monarcas son tóxicas en todas las etapas de su desarrollo.

En ocasiones, los pájaros cazan mariposas como práctica de su hábito alimenticio, pero aprenden pronto que las monarcas son muy indigestas y, en consecuencia, las evitan. A la vez, el colorido tan llamativo de las orugas y las mariposas de esta especie (fenómeno que recibe el nombre de coloración aposemática o de advertencia) ayuda a que los pájaros las distingan y las recuerden.

 

* Ing. Agr. Esp. Gabriela Benito (UBA).