Conoce de qué forma colocar estos elementos dentro de un arreglo floral y con qué estilos de decoración quedan mejor. Una propuesta diferente para ofrecer en una florería.
La decoración con frutas y hortalizas se relaciona con la composición pictórica conocida como bodegón, pero su origen se remonta siglos antes, por ejemplo, a la antigua Roma -informan los especialistas-.
Dicha clase de diseños están constituidos con una gran cantidad de elementos, cuyo protagonista es el color; técnicamente denominados maximalistas, por la abundancia de flores que los conforman, requieren un entorno con profusión de molduras, cortinados, etc. Sin embargo, si la idea es lograr un contraste importante, estos diseños pueden ser incorporados en ambientes despojados: logran así un impacto interesante. Se podría sugerir que son ideales para lucir en una mesa de comensales provista de copas de cristal y vajilla de porcelana; o bien, en el dintel de una chimenea con leños encendidos.
¿Cuáles son las pautas para su armado? Básicamente, no diferirá mucho del de los diseños tradicionales, pero será muy importante recordar el peso de las frutas y hortalizas porque podría desestabilizar el arreglo.
A continuación, se observará muy bien cuál es la disponibilidad de flores, follajes, frutas y hortalizas, ya que esta variará según la época del año. Una de las ventajas de trabajar con estos elementos de la naturaleza es que se consigue un diseño con un intenso contraste de texturas, tamaños y formas.
Otros puntos que se tendrán en cuenta, en vista de la mayor perdurabilidad del arreglo, están vinculados al agua: colocar en esta unas gotas de limón hará que se retrase la proliferación bacteriana y evitará el deslucimiento prematuro del arreglo. En tanto que al tipo de corte en los tallos, se recomienda realizarlo en bisel, con un cúter, para garantizar el buen ingreso del agua -el uso de una tijera obstruye la entrada de agua, a causa de la presión que ocasiona el corte-. Importante: en las calas, el corte debe ser recto (por el tipo de tallo).
Posteriormente, para determinar todas las proporciones del diseño (lograr una estética armoniosa), los especialistas toman los números 8, 5 y 3: hacen así referencia al alto, al ancho y a la profundidad. Pero también, se proporcionan las distancias, vinculadas con la forma y el tamaño de las flores, los grupos, los colores, etc. Por otro lado, en relación con el equilibrio, se asocia lo simétrico con lo formal, y lo asimétrico, con lo informal.
A su vez, en lo que hace a los colores y su combinación, siempre son aceptadas las armonías monocromáticas -ya que en ellas se utiliza un solo color (claro y oscuro) con variedad de luz-, y los análogos, en los cuales se usan dos o tres colores adyacentes -también, con variación de luz y sombra-. Mientras que con respecto a los arreglos multicolores, se procurará siempre que el color central esté sostenido y exaltado por los que se ubican a su lado.
Existen muchas maneras de armar arreglos florales de este estilo: usando floreros, tubos de vidrios disimulados dentro del arreglo para contener el agua de las flores y follajes, empleando una espuma floral, etc. En líneas generales, a continuación y dependiendo del tipo de diseño, podría decirse que primero se marcará el arreglo en altura, anchura y profundidad, con flores y follajes. Luego, se insertarán las frutas y hortalizas, ensartadas en una brocheta, que permitirá sujetarlas a la estructura y, a la vez, evitará la contaminación con el alambre que se use para sujetar las diferentes partes del arreglo.
Agradecemos el asesoramiento técnico de Emilia Nardi.