Canteros de herbáceas

Te acercamos algunas consideraciones a tener en cuenta para su armado: ubicación, forma y tamaño; preparación del cantero, plantas y labores culturales. Por Marta Kaplanski*

Los canteros, borduras, arriates o platabandas, realizados con plantas herbáceas, componen una agrupación o macizo que se utiliza en los espacios verdes por su decoración, ya que brindan una pincelada de color y, a la vez,  la oportunidad de emplear una gran diversidad de especies. Si bien desempeñan determinadas funciones, como son las de atraer insectos (mariposas, abejas, colibríes), perfumar, proporcionar alimento a pájaros, entre otras, su mayor aplicación es ornamental. 

Ubicación

A los efectos de la ubicación del cantero, se debe realizar un análisis de los factores del suelo y del clima del lugar a emplazarse, y seleccionar, posteriormente, las especies que se adapten a dichas condiciones, de acuerdo con sus requerimientos. Las características del suelo que deben estimarse son: su textura, estructura, humedad, fertilidad, pH y salinidad. Con respecto al clima, se deben considerar: las temperaturas y  precipitaciones, el viento y la exposición solar. En cuanto a las plantas que se elegirán, es necesario verificar: sus requerimientos de suelo y clima, ciclo de vida (anual, bianual o perenne -incluye a las bulbosas-), desarrollo, vigor, caracteres propios y ornamentales.

Forma y tamaño

La evaluación de la forma y el tamaño del cantero dependerá de la superficie del jardín, su estilo, espacio disponible, las vistas y la orientación. Existen diversas formas: rectangular, redondo, irregular, isla o media luna, donde se ubican las especies puras (de un solo género) o mixtas (de varios géneros y especies); que pueden tener flores monocromáticas o bien multicolores. También es posible considerar la construcción de una rocalla, con la utilización de piedras o rocas especiales.

Al combinar las especies y armar un diseño, se tendrá en cuenta de cada una: su altura, silueta y diámetro, para determinar los pisos o estratos y el tipo de follaje, y características de la floración, a fin de establecer armonía o contraste de formas, de texturas y de colores.

Se deberá valorar el efecto que se pretende lograr en el jardín, ya que la floración se aprecia en determinados momentos del año y, en cambio, las formas y texturas permanecen por más tiempo.

Tanto la textura como la densidad del follaje, deben tener proporcionalidad respecto de la cantidad de especies a utilizar, a efectos de compensar las masas de volumen. También con los colores se debe mantener un equilibrio, o de lo contrario se puede obtener un resultado monótono o confuso.

La formación de grupos (plantas más separadas) o de macizos (plantas más cercanas) se determinará de acuerdo con la distancia de plantación y la cantidad necesaria. Esto depende de su ciclo de vida, del desarrollo final que pueden adquirir y de su altura máxima. Generalmente, se disponen en número impar y a tresbolillo, de modo de formar ondas que entrelacen las agrupaciones.

Preparación del cantero

Establecida la ubicación, se demarca y comienza la preparación del cantero. Se debe realizar la labranza o remoción del suelo e incorporación de abonos orgánicos, a fin de proporcionarle una adecuada estructura, buen drenaje y porosidad. Esta tarea no solo es necesaria para las herbáceas perennes, ya que con suelos poco fértiles no desarrollarán y no manifestarán su valor ornamental, sino que también es indispensable para las anuales, debido a que necesitan nutrientes para poder crecer en un corto período. Es muy importante la posterior nivelación del terreno, a los efectos de evitar acumulación de agua, lo que produciría el debilitamiento de las plantas y los posibles ataques fúngicos.  

Una vez seleccionadas las plantas en el vivero, se distribuyen conforme al diseño confeccionado y se efectúa su correcta plantación, respetando la misma profundidad que se encontraba en la maceta.

Plantas

En otoño e invierno no se halla gran diversidad de especies para utilizar. Entre las anuales: Calendula officinalis (caléndula), Malcolmia maritima (alelí de Mahón), Matthiola incana (alelí), Viola tricolor (pensamiento), Primula sp. (prímulas), todas de variados colores y que pueden combinarse entre sí. Entre las perennes: Aloe arborescens (aloe), Viola cornuta y odorata (viola); bulbosas: Narcissus pseudonarcissus (narciso), Freesia refracta (fresia), Narcissus tazetta (junquillos), Iris sp. (iris), que requieren pleno sol. Cyclamen persicum (violeta de los Alpes), Clivia miniata y nobilis (clivias), para media sombra.

Por otro lado, en primavera y verano, hay mayor diversidad. Entre las anuales: Petunia hybrida (petunia), Portulaca grandiflora (flor de seda), Tagetes patula (copete), Zinnia elegans (flor de papel), para sol. Lunaria annua (flor de nácar), Impatiens balsamina (brinco), Consolida ajacis (espuela de caballero), para media sombra. Entre las perennes: Achillea millefolium (achilea),  Lobularia marítima (aliso), Bulbine caulescens (bulbine), Gazania rigens (gazania), Agapanthus africanus (agapanto), Lilium sp. (azucenas), Glandularia peruviana (margarita punzó), Cortaderia selloana (cortadera), Pavonia sp. (pavonia), para sol. Acanthus molle (cucaracha), Begonia semperflorens (flor de azúcar), Aquilegia vulgaris (aguileña), Impatiens sultanii (alegría del hogar), Zantedeschia aethiopica (cala), Salvia procurrens (salvia), para media sombra.

Labores culturales

Las labores culturales de mantenimiento de los canteros son: principalmente, el control del riego, en general debe ser profundo y evitar condiciones de anegamiento o de sequía; desmalezado; control de plagas y enfermedades; carpidas después de una lluvia copiosa, a efectos de airear el suelo; tutorado de las varas florales o plantas muy altas; colocación de restos orgánicos (acolchado o mulch) para protección del suelo, tanto en verano como en invierno; recambio de plantines anuales; incorporación de fertilizantes de tipo completo o abonos orgánicos; poda de limpieza de flores marchitas y secas, para estimular la continuidad de la floración; poda de formación y mantenimiento en las perennes, para regular su crecimiento.

La posibilidad de crear un cantero con herbáceas, en el cual las agrupaciones se valorizan y dan un aspecto estético a la composición, brinda un espacio armónico, de belleza y tranquilidad.

* Ing. Agr. Marta Kaplanski, jefa de Trabajos Prácticos de la Cátedra de Jardinería de la Tecnicatura Universitaria en Jardinería de la UBA. Director: Ing. Agr. Héctor Svartz.