Rosales antiguos

Qué ejemplar es considerado una rosa antigua. Diferentes formas en que ha sido reflejada esta flor a lo largo de la historia. Características para reconocerla y usos en diseños contemporáneos. Por Norma Daglio*

Llamamos rosas antiguas, estrictamente, a las especies que existían antes de la hibridación; es decir, anteriores a 1867, cuando apareció la primera rosa moderna creada por el rosalista y obtentor francés Jean-Baptiste André Guillot. Sin embargo, en términos generales, todo rosal anterior a 1920 es considerado dentro de esa categoría.

Originarias del hemisferio norte, crecían en la región templada de India, Rusia, Turquía, Extremo Oriente, América del Norte y Europa.

Historia

Para reconocer a las más antiguas, solo puede recurrirse a la literatura griega o romana de Heródoto, Teofrasto y Plinio el Viejo, o a la representación de los minoicos, en los frescos, de Cnosos (Creta). Durante el siglo XVI, aparecieron los primeros herbarios, pero no existía un criterio universal de identificación. En el siglo XVII, Linneo (naturalista sueco) clasificó por primera vez como género y especie a la Rosa canina.

Bajo el estímulo de Carlomagno, se plantaron rosales en los monasterios durante la Edad Media. Fue recién durante el Renacimiento cuando se comenzó a cultivar en los jardines destinados a la élite próspera: la Corte y el Clero.

Durante el Primer Imperio Francés, la emperatriz Josefina crea el primer jardín de colección de aficionados en Malmaison y envía al cultivador de rosas André Du Pont a investigar en Holanda e Inglaterra; entonces logra conseguir doscientas cincuenta variedades.

Durante el siglo XIX, aparecen variedades identificadas en varios documentos y catálogos de viveristas, situación que provocó la competencia entre los floricultores. Desde finales del siglo XIX y hasta principios del siglo XX, las rosas abandonan las élites y se plantan en todos los jardines.

En nuestras tierras, el Gral. Urquiza cubrió de pétalos de rosas rojas la Avenida de las Magnolias, por la que transitó el Presidente de la Nación Domingo F. Sarmiento en su visita al Palacio San José, en la provincia de Entre Ríos.

Características

En general, los rosales antiguos lucen estéticamente un aspecto desordenado y una vegetación más densa, lo cual les confiere una apariencia silvestre. Poseen hojas de textura variada, con folíolos más reducidos, tallos flexibles y lánguidos, con numerosos aguijones. Presentan flores simples y dobles, en colores pasteles, desde blanco hasta lila, con dominancia del rosa pálido, algunas variedades tienen una única floración. Sus frutos son muy ornamentales.

Son plantas rústicas, que se mantienen en buen estado durante todo el año. Requieren bajo mantenimiento y toleran suelos pobres, condiciones muy requeridas en la actualidad, debido a la crisis climática en la que nos encontramos.

Pueden ubicarse en pérgolas, para recubrir muros, acompañando un sendero, aisladas, formando grupos mixtos, macizos o como setos defensivos, en virtud de su gran cantidad de aguijones. Ideales para ubicar en rotondas, autopistas, parques o plantaciones públicas; especialmente las variedades con ramilletes, que son reflorecientes, y, sobre todo, en donde importa el color, la cantidad y la resistencia.

Aquellas que poseen un destacado e intenso perfume, combinadas con variedades de pocos aguijones, resultan ideales para jardines sensoriales indicados para personas con capacidades diferentes o en los llamados jardines curativos de hospitales y centros de salud.

Algunos ejemplos de variedades: Souvenir de la Malmaison, Madame Plantier, Cardenal Richelieu, Louis Philippe, Roxburghii plena, Safrano, Viridiflora, entre otras.

Los rosales antiguos poseen mucha diversidad y características a favor, como para ser considerados en los jardines contemporáneos.

 

* Téc. Norma T. Daglio. Docente de la Cátedra de Jardinería, Tecnicatura en Jardinería FAUBA. Subsede Devoto y Delegación Escobar.