Momento de aplicación. Cobertura de la planta con el pesticida. Equipo utilizado en la aplicación. Frecuencia de las aplicaciones. Resistencia por parte de la plaga que se quiere controlar al pesticida que se aplica. Por Claudio Pasian*
Los que peinamos cabelleras canosas recordamos productos como el Parathión y el Temik. Eran excelentes insecticidas para matar plagas, pero muy peligrosos para los humanos y el medio ambiente.
Como consecuencia, en las últimas décadas, se han desarrollado productos nuevos que son menos dañinos para los humanos y el medio ambiente. Actualmente, muchos pesticidas de última generación requieren equipos de protección personal (como las máscaras y los overoles de goma) menos sofisticados, pues son menos tóxicos. Pero como en la vida no hay nada gratis, estos pesticidas menos peligrosos tienen ciertos requerimientos que deben cumplirse para ser eficaces.
Vale la pena hacerse la siguiente pregunta: ¿por qué pueden fallar las aplicaciones de pesticidas?
Hallamos la respuesta a dicho interrogante, básicamente, en uno o más de los siguientes cinco motivos:
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El tiempo o el momento de la aplicación (el timing, para los de habla inglesa).
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La cobertura de la planta con el pesticida.
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Relacionado con el punto anterior, el equipo utilizado en la aplicación.
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La frecuencia de las aplicaciones.
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La resistencia por parte de la plaga que se quiere controlar al pesticida que se aplica.
Analicemos cada uno de los motivos mencionados.
Momento de aplicación (timing)
El pesticida debe ser aplicado cuando la plaga es susceptible o más susceptible. En general, las ninfas y las larvas son más susceptibles que las pupas y los huevos. De lo dicho, se deduce que el cultivador tiene que conocer el ciclo de vida de la plaga y debe reconocer sus estados. ¿Tiene el cultivador una buena lupa para poder ver y distinguir los distintos estados en que se encuentra una plaga?
Es importante en este punto recordar que la temperatura afecta el ciclo de vida de las plagas. En general, a mayor temperatura, el ciclo se acelera; es decir, las plagas se desarrollan más rápido. Obviamente, la baja temperatura produce el efecto contrario.
Cobertura de la planta con el pesticida
El pesticida aplicado debe cubrir toda la superficie de las plantas que se están tratando. Esto es crítico para los pesticidas llamados “de cobertura” (en oposición estarían los pesticidas sistémicos). No podemos olvidar que hay plagas que se ubican en el reverso de las hojas y son más difíciles de alcanzar. Con plantas que tienen tallos y hojas cubiertos por cera o pelos, el agregado de un producto surfactante (que aumenta el mojado del agua) puede mejorar la cobertura.
Equipo utilizado en la aplicación
La función del equipo de aplicación es la de poner el pesticida en contacto con la plaga. El método más común es la pulverización, la cual se obtiene haciendo pasar un líquido a alta presión a través de un orificio pequeño que rompe el flujo en gotas de un cierto tamaño. El tamaño de la gota es importante porque determina la penetración de la misma dentro de la copa de la planta ¿Sabe el cultivador cuál es la mejor combinación presión/pico aspersor? O más básico aún, ¿cuándo fue la última vez que se calibró la pulverizadora?
Frecuencia de las aplicaciones
¿Cuán a menudo se debe aplicar el pesticida? ¿Solo cuando la plaga es visible? Como regla general, muchos de los pesticidas modernos deben ser aplicados cada siete días, no más de dos o tres veces luego de que se haya detectado la plaga. Aplicarlos con mayor frecuencia puede acarrear fitotoxicidad. Por supuesto, es posible que la época del año altere la frecuencia de aplicación pues, como dijimos anteriormente, la temperatura afecta la velocidad de desarrollo de las plagas. Extremadamente importante es tener en cuenta que el uso continuo de un mismo pesticida por tiempo prolongado puede ocasionar resistencia a ese producto por parte de la plaga.
Resistencia por parte de la plaga que se quiere controlar al pesticida que se aplica
Resistencia a un pesticida por parte de una plaga “puede definirse como un cambio heredable en la sensibilidad de una población que se manifiesta en repetidas fallas de un producto en conseguir el nivel de control esperado cuando se aplica de acuerdo con las indicaciones de la etiqueta del producto para una plaga determinada”. Dicho en otras palabras, hablamos de resistencia cuando la plaga se ha vuelto inocua a un producto que debería eliminarla. Es posible señalar que estamos frente a una plaga resistente si el producto no funciona aun cuando lo estamos aplicando correctamente. Hay que descartar toda otra posible causa de falla (descriptas arriba).
¿Cómo se origina la resistencia? ¿Se puede prevenir? Las respuestas a estas preguntas, en el próximo artículo.
* Dr. Claudio Pasian, Profesor Asociado, Emérito de The Ohio State Univeristy.