ECONOMÍA & VIVEROS | Auspicio de la Tecnicatura Universitaria en Jardinería - UBA
Motivos por los que el suelo de una huerta puede dejar de ser bueno para la producción vegetal. Consejos para que vuelva ser productivo. Por Ángela Melluso*
La huerta orgánica es la forma natural de cultivar los alimentos libres de productos tóxicos. Se basa en el buen manejo y cuidado del suelo, protegiendo la flora y fauna presentes en él, elemento básico para que las plantas tengan un correcto desarrollo y resistencia a plagas y enfermedades.
Todos los organismos del suelo que intervienen en la transformación de la materia orgánica viven en la capa superficial, porque necesitan oxígeno y humedad. Por esto, en los primeros 20 cm, aproximadamente, de profundidad (esto depende de la zona de cultivo y manejo previo del suelo), es donde está la tierra fértil, rica en nutrientes.
El agotamiento y el desgaste del suelo pueden ser causados por diversos motivos:
-Repetir un cultivo año tras año provoca el agotamiento de ciertos nutrientes que las plantas consumen.
-El uso continuo de ese suelo, sin reponer su fertilidad, termina empobreciéndolo.
-Los suelos desnudos también corren serios riesgos ante la incidencia de los rayos ultravioletras que destruyen su delicada vida y por el efecto del impacto de las gotas de lluvia, que rompe los terrones en partículas cada vez más pequeñas, y, al secarse, forman “costras”, que compactan el suelo y dificultan el crecimiento de las plantas.
Por lo expuesto se aconseja:
-No se debe dar vuelta el pan de tierra, para no degradar la materia orgánica. Utilizar la laya, herramienta emblemática del manejo orgánico.
-Hacer rotaciones de cultivos: consiste en aprovechar las diferentes capacidades de las plantas para extraer nutrientes (puerro, apio, calabaza) y enriquecer el suelo (habas, arvejas, chauchas).
-Asociar, con el propósito de aprovechar mejor el espacio: plantas de crecimiento vertical (puerro) con otras de crecimiento horizontal (lechuga); o aquellas de crecimiento rápido (rabanito) con especies de crecimiento lento (zanahoria).
Además, las asociaciones tienen efectos protectores frente a plagas; algunas, repelen insectos; otras, hospedan insectos benéficos. Ejemplo de siembra asociada de otoño-invierno: puerros, repollo, brócolis, coliflores y lechugas.
-Elaborar el propio compost, aprovechando los desperdicios orgánicos de la actividad en la huerta y en el hogar como abono orgánico.
-Cubrir el suelo: mediante cobertura vegetal, el compostaje de superficie o cortezas. Con esta aplicación, se evita la pérdida de humedad y de calor, y se genera un microclima.
Si no se dispone de un terreno, se debe recurrir al cultivo en macetas o contenedores. El sustrato ideal debe poseer gránulos medianos, que facilitan la aireación y, a su vez, la retención de agua.
El manejo orgánico en la huerta nos llevará a alcanzar un equilibrio para permitir el crecimiento y la productividad de las plantas.
* Téc. Ángela Melluso. Docente de la Cátedra de Jardinería. Tecnicatura en Jardinería FAUBA. SubSede Devoto y Delegación Escobar.
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