Labores previas al invierno

A pocos días de ingresar en una nueva estación, les acercamos algunos trabajos que ayudarán a que el jardín llegue en buen estado a la primavera. Por Isabel Maza*

El otoño  que estamos viviendo es distinto a lo habitual, no solo por la situación mundial (pandemia del COVID-19), sino por el clima que es muy benéfico, y hasta podríamos decir que se prolongó el verano, ya que las temperaturas no se deciden a bajar. Esto hace que nuestro jardín mantenga una prolongada floración de las herbáceas anuales y perennes, y nos da tiempo para planificar el próximo paso, que es la limpieza y el orden de los canteros y los setos del jardín.

Antes de empezar con la limpieza profunda, lo primero que debemos hacer es la recolección de semillas de las florales de estación y de algunas perennes, que se multiplican muy fácilmente de esta manera. También, observar que hay varias herbáceas perennes que producen nuevas plantas en sus escapos florales, por ejemplo, algunos hemerocalis y achilleas. Lo que se aconseja en esos casos es cortar el tallo floral en el que están “enganchados” y plantarlos donde queremos que prosperen.

En cuanto a la poda de limpieza, es importante destacar que no debe ser muy fuerte en arbustos, para no estimular una brotación que se pueda quemar con las heladas del invierno. Hay que sacar ramas que crecieron entrecruzadas, cortar las flores secas, etc. Ya llegará, a fin del invierno, el momento de realizar la poda de mantenimiento anual de las especies caducas; ahora solo se efectúa un recorte. Al mismo tiempo, debemos podar las herbáceas que florecieron  todo el verano y ya están decayendo: dalias, penstemon, salvias como la guaranítica (no así las que son de floración otoñal como la leucantha).

Con todo este material vegetal de las podas de herbáceas, podemos hacer esquejes que mantendremos bajo cubierta todo el invierno, y estarán listos para incorporarse al jardín en primavera.

Debemos retirar de raíz todas las herbáceas anuales, que ya cumplieron su ciclo, y las malezas que hayan crecido durante el verano. Esto dejará los canteros despejados y más reducidos en volumen, excelente estado para aprovechar y esparcir una capa de compost de entre 3 y 5 cm, que tendrá la función de mulch protector durante el invierno, e incorporar nutrientes para la próxima primavera.

Las gramíneas quedarán sin podar y formarán la estructura del cantero, igual que los arbustos. En los espacios vacíos, pueden germinar algunas de las semillas de herbáceas que disfrutamos en el verano, pero cuidado: hay que estar atentos y aprender a identificarlas.

Otra tarea que podemos realizar es “ordenar” los setos, cortar guías que ya florecieron, entresacar ramas desde la base para permitir que entre el sol y circule el aire, lo que evitará que en otoño–invierno, que son temporadas más húmedas, prosperen los hongos patógenos.

También sería bueno dedicarles un  tiempo a los rosales, sin hacer una poda severa (que los estimularía para brotar), pero sí, cortar las flores secas, ramas mal ubicadas, y, si tenemos variedades que desarrollaron largas guías en verano pero no dieron flor aún, ordenarlas y disponerlas  lo más horizontal posible para que se llenen de flores en primavera. Estas variedades son las primeras que florecen y, aunque lo hacen una sola vez por temporada, son una explosión de color que vale la pena cultivar.

 

*Téc. en Jardinería Isabel María Maza, docente de la cátedra de Jardinería de la FAUBA.