ECONOMÍA & VIVEROS | Auspicio de la Tecnicatura Universitaria en Jardinería - UBA
Te sugerimos distintos ejemplares para incluir en el diseño de un espacio verde. Plantas para ambientes grandes o pequeños, fijar médanos, colocar en macetas, etc. Por Ester Margarita Carrai*
Las coníferas son plantas pertenecientes al grupo de las Gimnospermas, que son aquellas que tienen las semillas al descubierto y el fruto con forma de cono.
Son importantes en un diseño paisajístico por su follaje persistente, denso y con colores que van desde los distintos tonos de verde, pasando por los amarillos de diferente intensidad y llegando hasta los verde grisáceos o glaucos. Desde siempre, fueron usadas en estancias, y son las protagonistas de grandes espacios (las vemos diariamente en plazas y paseos públicos).
Un ejemplo preponderante es la Araucaria bidwillii (nativa de Australia). Árbol majestuoso, con su copa de color verde brillante y forma ovoidea. Muy utilizada por los grandes paisajistas de épocas anteriores.
Otro árbol de gran porte es la Agathis robusta. Tiene un follaje que se diferencia del resto porque sus hojas son similares a las plantas latifoliadas. La corteza del tronco es llamativa, de color plateado, algo ferruginoso.
Otras especies destacadas son el Cedrus atlantica (cedro del Atlas) y Cedrus deodara (cedro del Himalaya). Árboles que impactan con su presencia la mirada del observador.
Luego tenemos el Cupressus sempervirens (ciprés de los cementerios), utilizado comúnmente por la creencia popular que dice que, a través del mismo, las almas podían elevarse rápidamente.
Los pinos, usados en zonas costeras para fijar médanos: Pinus pinea, Pinus pinaster, y en los campos como cortinas rompevientos: Pinus elliotii, Pinus patula, Pinus radiata.
Así como la mayoría necesita suelos profundos con buen drenaje para evitar ataques de patógenos, existe una especie: el Taxodium distichum (ciprés calvo o ciprés de los pantanos), que se adapta muy bien a zonas inundadas. Tiene, además, la característica de ser una conífera con follaje que en otoño, antes de caer (una de las pocas que pierden sus hojas), cambia el color de sus hojas a un tono cobrizo, que lo hace muy interesante.
Además hallamos, dentro de las coníferas, especies ideales para setos vivos, capaces de ser podadas y darles la altura que necesitamos. Estas son la Thuja sp. (tuya) y algunos Cupressus sp. (cipreses).
Nos faltaría mencionar las especies nativas. De la zona de la Mesopotamia, la Araucaria angustifolia (pino Paraná), árbol de gran altura con copa aparasolada de follaje verde oscuro y hojas punzantes. Del sur, la Araucaria araucana (pehuén), con semillas comestibles consumidas por el pueblo araucano. Existen bosques de esta en Villa Pehuenia (Neuquén). Y finalmente, el Podocarpus parlatorei (pino del cerro) en el noroeste (Salta y Jujuy).
No todos son árboles de gran porte, imposibles de ser usados en los jardines actuales, más pequeños. Hay, además, muchos arbustos que tienen pequeñas dimensiones y un crecimiento muy lento, que se podrían ubicar en espacios de poca dimensión, incluso, en macetas. Dentro de los últimos, podemos mencionar varias especies de Juniperus sp., variedades de Cupressus sp. y de Chamaecyparis sp.
*Téc. Ester Margarita Carrai, docente de la Tecnicatura en Jardinería de la UBA.