ECONOMÍA & VIVEROS | Auspicio de la TECNICATURA UNIVERSITARIA EN JARDINERÍA - UBA
Considerada por muchos “la flor de la elegancia”, te acercamos información sobre ella: familia, género y especies; adaptabilidad, cuidados y usos. Por Gabriela Benito
A los trece años, Coco Chanel (la célebre diseñadora francesa) vio la representación de La dama de las camelias y quedó embelesada con la flor que Marie Duplessis, la cortesana que inspiró la obra de Alejandro Dumas (hijo), llevaba adornando su vestuario. También, a comienzos de siglo XX, el escritor Marcel Proust (1871-1922) aparece fotografiado con una camelia en la solapa de sus trajes; muchos hombres siguieron la tendencia y se estableció como adorno masculino.
Por supuesto que la historia de esta planta no se limita a ese tiempo sino que es mucho más antigua. Hacía miles de años que era utilizada en China. Y desde Oriente, fue llevada a Europa en el siglo XVIII. Se supone que llegó a Portugal antes que a Inglaterra, y, desde el país lusitano, su cultivo fue difundido a España, sobre todo a Galicia, en donde su presencia se remonta a principios de 1800. En el siglo XIX, fue conocida en Australia, lugar al que arribó desde Inglaterra. Prácticamente el 90 % de las especies conocidas proceden de China.
Familia, género y especies
El género Camellia fue establecido por el botánico sueco Carlos Linneo en reconocimiento al trabajo realizado por el jesuita Jorge José Kamel, farmacéutico que recolectó plantas en Filipinas. Está ampliamente distribuida por China, Japón, Corea, Vietnam, Laos, Camboya, Tailandia, y las islas Formosa, Birmania, Borneo, Sumatra y Java. Pertenece a la familia Theaceae y, actualmente, más de doscientas especies corresponden al género Camellia. Los cultivos principales pertenecen a C. japonica, C. sasanqua y C. reticulata. Desde 1940, se desarrollaron también híbridos a partir de cruzamientos entre especies, buscando nuevas formas y diferentes tamaños de flor, hasta el perfume del que carecen (este era otro de los motivos por el cual la apreciaba Coco Chanel: su falta de aroma, pues -decía- resulta sutil y permite que la mujer escoja su propia fragancia).
C. japonica es un arbusto perennifolio y muy ramificado, con ramas grisáceas. De crecimiento lento, puede alcanzar de 3 a 6 m de altura. La forma de la planta es muy variable, puede alternar desde compacta y recta hasta abierta. Las hojas son ovales, gruesas y con el borde dentado; tienen el haz verde oscuro y el envés más pálido. Entre los cultivares hay variaciones; es posible hallar ejemplares de hojas pequeñas y otros, hasta dos o tres veces más grandes que las consideradas de tamaño normal. La diferencia también se marca en la forma: algunas son largas y estrechas; otras, puntiagudas, más redondeadas, e incluso, algunos cultivares lucen hojas variegadas.
La floración ocurre entre finales de otoño y principios de primavera. Las flores son terminales, solitarias o en parejas, de tamaño variable entre tres y diez centímetros de diámetro. Del blanco al púrpura, simples, dobles o semidobles, en forma de rosa, peonía o anémona, las elegantes camelias, que llegaron desde el Lejano Oriente en semilla con los misioneros y navegantes del siglo XVII y XVIII, se han multiplicado, en la actualidad, en cientos de variedades. Otro de los caracteres que se buscó mejorar a lo largo de su cultivo fue la posibilidad de que las plantas se desprendieran de sus flores marchitas, ya que en las variedades originales, quedaban aferradas a la planta, lo que deslucía el conjunto.
Esta especie es un arbusto de hoja perenne densamente ramificado, también originario de Japón. De atractivo follaje verde oscuro, lustroso, las flores varían entre el blanco y el rosado, con una masa central de estambres de color amarillo brillante, ligeramente aromáticas, que atraen polinizadores.
Adaptabilidad
Propias de clima templado húmedo, estas especies prosperan a la sombra y al abrigo de árboles más altos, que las protejan del exceso de sol y de viento. El tiempo frío (dentro de ciertos límites, ya que son sensibles a la heladas) intensifica el color y mejora la calidad de la flor, mientras que las temperaturas elevadas y la baja humedad provocan la pérdida de color, y pueden ocasionar graves daños a la planta.
Cuidados
Necesitan suelos ácidos (pH entre 5,5 y 7), ricos en materia orgánica, muy bien drenados y con suficiente retención de humedad. Es fundamental que la camelia disponga de abundante agua, sobre todo durante la época de floración y durante la formación de los nuevos brotes, ya que la escasez de riego puede afectar la adecuada apertura de los capullos. No requieren poda y admiten el cultivo en contenedor. Se multiplican por esquejes al final del verano o por injerto en invierno.
En viveros pueden encontrarse múltiples variedades de estas especies, que merecen ser recuperada en los jardines, sobre todo, por su adaptación a posiciones sombrías, con floraciones espectaculares durante el invierno.
Usos
Son plantas ideales para jardines umbríos, propios del ámbito urbano, en aquellos en donde se desee dar un toque oriental, o simplemente en contendores que permitan su disfrute en áreas más reducidas. Por otro lado, su mayor esplendor ocurre en momentos en que el jardín se encuentra deslucido, con muchas especies en reposo otoño-invernal. Esta situación las coloca en escena con una mayor espectacularidad.
Además de las ornamentales, hay camelias de importancia económica: la C. sinensis, cultivada en regiones del mundo templado cálido, corresponde al té comestible. En el sur de China, también se cultiva la C. oleifera, para producir un valioso aceite que se extrae de sus semillas, utilizado en cosmética y en la cocina.
* Ing. Agr. Esp. Gabriela Benito, jefa de trabajos prácticos de la Cátedra de Jardinería de la Tecnicatura Universitaria en Jardinería de la UBA. Director: Ing. Agr. Héctor Svartz.