.: ECONOMIA & VIVEROS :.

La biotecnología y los futuros escenarios mundiales

Bajo este lema, se realizó en Rosario, el VII Simposio Nacional de Biotecnología y II Congreso Internacional REDBIO Argentina.
Alejandro Escandón escribe para Economía & Viveros.

Organizado por el presidente de REDBIO Argentina, Dr. Alejandro Escandón —también coordinador del grupo de Biotecnología del Instituto de Floricultura (INTA)—, el evento estuvo a cargo de especialistas que disertaron sobre los efectos del fenómeno que se observa, entre tanto, en las sequías más prolongadas y la creciente baja de energía.

Expertos provenientes de diferentes países, como España y Estados Unidos, fueros los encargados de mostrar con qué herramientas se cuenta o se podrá contar en el futuro para hacer frente a una realidad, por el momento, preocupante.

Todos coinciden en que este encuentro REDBIO, también dejó una imagen muy positiva: la más que significativa cantidad de jóvenes estudiantes que asistieron a él. Este hecho constituye una de las premisas de la red que se consideraron cumplidas. Se becaron a más de trescientos estudiantes, tanto de grado como de postgrado, a través de diferentes tipos de becas (completas, de inscripción, de hospedaje y viáticos). En consecuencia, esto permitió que estudiantes de todo el país hayan podido asistir al simposio y hayan estado con los referentes nacionales en las diferentes áreas de la biotecnología, los hayan conocido, escuchado y entablado con ellos un diálogo. Dichos jóvenes se han ido, no sólo con un panorama actual del estado del arte de la Biotecnología, sino que además, han establecido contactos que, seguramente, les serán muy útiles en el futuro.

En relación con los números del Simposio, podemos decir que se registraron 653 asistentes. Hubo participantes de Chile, Paraguay, España, Estados Unidos, Uruguay, Brasil, Francia, Portugal, Bolivia, México y Venezuela. Se presentaron más de doscientos trabajos entre pósters y panelistas, que correspondieron a setecientos autores.

Mientras que la conferencia inaugural “Cultivos y Cambio Climático”, a cargo de Francisco García Olmedo (Madrid), fue una de las más destacadas.

Durante el simposio, se llevaron a cabo dos cursos: uno de divulgación y enseñanza de la biotecnología, y otro referido a la biotecnología y los alimentos. Estos cursos fueron abiertos al público en general y tuvieron más de cuarenta asistentes cada uno. Con esto también se cumple otra de sus premisas, llegar al público de la calle, que la gente vea y aprenda lo que se hace en biotecnología, que no es nada más que una herramienta, que se complementa con otros instrumentos tecnológicos, para mejorar el bienestar de la sociedad.

EXPERIENCIA | Escribe Alejandro Escandón
La REDBIO Argentina Asociación Civil es el brazo ejecutor en nuestro país de la Red de Laboratorios de Biotecnología para América Latina y el Caribe (REDBIO). Integra una red que agrupa a ochocientos treinta y nueve laboratorios de biotecnología, con 4599 profesionales distribuidos en treinta y tres países de Latinoamérica y el Caribe, y fue creada en 1991 con el auspicio de la FAO. En nuestro país, contamos con cerca de doscientos laboratorios públicos y privados, e instituciones adheridas que involucran cerca de mil doscientos profesionales inscriptos.

Uno de los objetivos de la red es la difusión de la biotecnología a través de la organización de simposios, cada dos o tres años. Todo simposio organizado por la REDBIO Argentina ha tenido su impronta particular. Y el VII Simposio Nacional de Biotecnología REDBIO Argentina 2009 y II Congreso Internacional REDBIO Argentina no ha sido la excepción; pero esta marca se ha caracterizado por tener varios y diferentes matices.

En principio, podemos hacer referencia al lema de este Simposio: “La Biotecnología y los futuros escenarios mundiales”. Éste es un tema que tiene vigencia desde hace quizás más de dos décadas, pero ha adquirido una fuerte presencia en los últimos años. Esos escenarios están alcanzando una forma definida, y las perspectivas no son muy alentadoras. En un mundo sumido en la crisis global de los mercados y en un escenario de cambio climático, es de suma importancia debatir y precisar cuál es el papel que nos toca como científicos y biotecnólogos, a fin de morigerar los efectos nocivos de esta situación.

El cambio climático global está afectando la producción de los cultivos; los regímenes pluviales se están modificando y, a la vez, desplazan la frontera agrícola y provocan un importante impacto socioambiental, sobre todo, en la biodiversidad. Para paliar los problemas que atañen al planeta, las nuevas tecnologías, actuales y futuras, podrán contribuir a resolver algunos de los desafíos que se nos presenten.

Tenemos que jugar a imaginarnos el mundo dentro de 20 o 25 años y ver qué propuestas tenemos para que ese escenario sea lo más favorable posible al sostenimiento del planeta, que es lo mismo que decir, para la humanidad. ¿Vamos a ser capaces de producir alimentos para todos? ¿Cómo hacemos para conciliar la crisis energética con las necesidades alimenticias de la humanidad o con la producción de cultivos industriales, con el menor impacto ambiental posible?.

Para graficar el alcance de esta perspectiva e intentando englobar todas las situaciones que podrían estar involucradas en este futuro, les presento un ejemplo que tiene que ver, específicamente, con la floricultura. Hoy, en los cinturones verdes periurbanos, las huertas de producción hortícola ornamental se riegan con agua de pozo, en la mayoría de los casos, se trata de agua potable. Esto significa que existe una actividad económica que está compitiendo directamente con el hombre, por un recurso natural. La escasez de agua ya es una realidad en muchos países, entonces, cuando haya que optar entre regar flores o tomates, la elección —según mi entender— sería obvia.

Esto va afectar a una actividad que tiene un muy fuerte impacto social, que si bien no genera un producto comestible, en nuestro país, en el presente, permite darle de comer en forma directa a 10.000 familias. Por esa razón es que tenemos que tomar las previsiones necesarias para no dar lugar a la citada opción de riego. Hoy ya tenemos que empezar a trabajar en eso, y la Biotecnología cuenta con herramientas apropiadas para moderar el impacto de estos cambios.

Por ejemplo, la obtención de plantas resistentes al estrés salino o a la sequía permitirá regar con agua de baja calidad o minimizar la frecuencia de riego, si lo que se obtienen son plantas resistentes a la sequía. Ésta es una de las alternativas que se discutieron en REDBIO 2009 y, si bien es un trabajo a largo plazo, se presenta como una posibilidad concreta, dado que se cuenta en el país con la tecnología apropiada y los recursos humanos adecuados.

Para introducir otro de los puntos que caracterizaron a este Simposio, y considerando que si hablamos de biotecnología, hablamos de un producto o servicio puesto en el mercado, me voy a retrotraer al Simposio REDBIO 2005. En esa ocasión, se hizo hincapié en la deuda que teníamos, con la sociedad, aquellos que hacíamos biotecnología en la Argentina, en cuanto a que, hasta ese momento, no se había transferido ningún producto nacional elaborado por la biotecnología moderna al mercado.

En la presente edición de REDBIO, algunos de nuestros colegas hicieron referencia a sus resultados, como la producción de vacunas en plantas, la obtención de maíz transgénico resistente al mal de Río Cuarto, y papas que expresan resistencia al PVY, uno de los virus que afecta al cultivo de esta hortaliza, además de sus experiencias en la transferencia de los mismos al sector productivo. Sería relevante remarcar que, si bien desde hace algunos años se está trabajando en los temas en cuestión, estos anuncios se hacen en el marco de un Gobierno que le ha dado un impulso genuino al desarrollo biotecnológico, a través de la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva que, seguramente, será una pieza fundamental para incentivar la inversión en ciencia, tanto del sector público, como del privado.

Asimismo, sería más que relevante que esta acción de Gobierno se convirtiera en una Política de Estado y que se mantuviera independientemente del signo del Gobierno de turno. Si se cumpliera esto, sería muy satisfactorio que, de ahora en más, nuestras futuras reuniones sirvan para anunciar y mostrar los avances de los distintos grupos en la transferencia de productos biotecnológicos que impacten en la sociedad y mejoren la calidad de vida de nuestra gente. Esto nos llevará por el camino de la soberanía tecnológica, camino que todos los países en vías de desarrollo deberíamos transitar con más decisión, para dejar de estar “en constante adolescencia” y convertirnos, finalmente, en desarrollados.

Fotos: Florencia Cesio y REDBIO


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