María Victoria Porta

Con apenas veintiún años, cuenta por qué decidió seguir en el negocio familiar (Vivero Porta). Una mirada joven sobre un sector que lleva varias generaciones en la Argentina.

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Decidí seguir trabajando en el vivero porque es algo que me gusta, que me completa. Y también, porque es una manera de valorar y devolver todo el trabajo que hizo mi papá (Pablo Porta) durante estos veinte años, dice María Victoria Porta (21) al ser consultada sobre el motivo que la decidió continuar en la empresa familiar.

Establecidos en la localidad de San Cosme (Corrientes) desde finales de los ochenta, desde su página web informan que Vivero Porta entrega su mercadería -plantas ornamentales e insumos, y artículos para florerías y viveros- en toda la zona del NEA, NOA y Cuyo. Actualmente, cuentan con más de cuarenta empleados distribuidos en sus áreas de producción, logística y comercialización.

¿Qué es lo que más te gusta del vivero?

Es una pregunta bastante compleja, porque en general, ¡me gusta todo! Soy muy comerciante, igual que mi papá. Y también me gusta el cultivo; desde chica estudié sobre él.

¿Cómo es trabajar con tu papá?

Es difícil, pero a la vez, lindo. Somos muy parecidos. En este momento, solo nosotros dos estamos a cargo de la dirección del vivero. No es que estemos tan organizados en relación con lo hace cada uno; es decir, en la división de tareas -agrega al ser consultada sobre cómo se organizan laboralmente-, pero digamos que yo estoy más en la parte administrativa, controlando un poco el cultivo y el desarrollo de la labor de los empleados. De todas maneras, los dos “estamos en todo”.

¿Cuál es tu formación?

Soy técnica agrónoma y ahora estoy cursando algunas de las materias de la Maestría en Floricultura del Instituto de Floricultura del INTA y la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (Buenos Aires).

¿Qué opinas cuando dicen que los viveros no representan un buen negocio?

Qué pienso depende del punto de vista de la otra opinión y de quién opina. Pero generalmente, escucho qué dice esa persona y después contesto. En este momento, así como está el país, considero que es más que nada apostar al futuro y a la gente. Sobre todo, sabiendo que es un rubro que demanda mucha mano de obra, y que es un negocio rentable, pero que debe manejarse muy bien. Aparte de eso, es un grato negocio, porque apostamos a la vida y a la ecología.

¿Qué cambios crees que puede aportar tu generación?

Todavía no conozco muchos chicos de mi edad que estén en el negocio con los padres; la mayoría son más grandes que yo. Pero de todos modos, me parece muy bueno que valoren y quieran seguir con el negocio familiar. Genera un gran entusiasmo para los padres, y a la vez, un alivio.

Las nuevas generaciones, aparte de traer aire nuevo y fresco, aportamos estudio y ¡muchas ideas originales! Nosotros, quizá, observamos varias cosas que nuestros padres no han logrado hacer o que les han salido mal, pero a la vez ellos tienen la experiencia. Así que, en mi caso, trabajar con mi papá significa un aprendizaje diario.

¿Conoces el Foro Nacional de Floricultura?

No, no lo conozco.

¿Te provoca curiosidad?

No es que me provoque “guau”, qué curiosidad!, pero sí, estaría bueno conocerlo.

¿Y qué opinas del Congreso y Exposición Nacional de Viveristas?

Es interesante; es una buena oportunidad para encontrarse con el resto de los comerciantes, con todo lo que trae eso. Más que nada, para nosotros, que somos del interior y durante el año no tenemos tiempo de visitar a los clientes y proveedores, es una ocasión para el encuentro.

Para su desarrollo, ¿qué ámbito te gusta más: ¿La Rural o el predio donde se hace La Fiesta Nacional de la Flor?

Me gusta más el predio en el que se lleva a cabo la Fiesta Nacional de la Flor, en Escobar. Justamente, por el tema que venía diciendo, es una excelente oportunidad para crear relaciones con los demás comerciantes; y ese predio crea un ambiente más cercano. Y en definitiva, este rubro es algo familiar, sería bueno conservarlo.

Imágenes de nuestra floricultura

La planta escondida