Conoce los resultados de ensayos con diferentes bioinsumos para combatir plagas en Calibrachoa, Nierembergia, Glandularia y Mecardonia. Por Beatriz M. Díaz y María Alejandra Martínez*
Las Naciones Unidas declararon al 2020 Año Internacional de la Sanidad Vegetal (AISV), enfatizando en la salud de las plantas frente a las plagas y enfermedades mediante la prevención y la protección de manera amigable con el medio ambiente.
Si bien el planteo está dirigido principalmente a las plantas usadas como alimento, puede aplicarse a la sanidad de las especies ornamentales considerando los principios y las prácticas compatibles con el enfoque agroecológico del manejo de plagas.
Este enfoque supone, en primer lugar, un cambio en la percepción sobre la resolución del problema de plagas, y se aborda este de una manera holística, con el objetivo de reemplazar el uso de insumos por procesos biológicos que restituyan el equilibrio en los sistemas. Para ello, se propone promover la biodiversidad del suelo y la parte aérea de las plantas, como herramienta imprescindible para favorecer la resiliencia frente a las adversidades.
En lo referido a la sanidad vegetal, este camino es posible iniciando una transición en la que se sustituyan insumos de síntesis química por insumos biológicos, también llamados bioinsumos**.
Acompañando a esta corriente existe actualmente un gran interés por la producción e incorporación de plantas nativas a los espacios verdes, dado su valor ornamental, funcional, cultural, además, por los servicios que pueden proveer en la restauración de ambientes y como sostén de la fauna local.
Ensayos y resultados
Teniendo en cuenta este último servicio, se está evaluando en la EEA Concordia el manejo de plagas en variedades ornamentales obtenidas a partir de germoplasma nativo de los géneros Calibrachoa (var. Overá Fucsia-INTA, var. Pampa Salmón-INTA), Nierembergia (var. Cielo INTA, var. Estrella INTA-JICA); Glandularia (var. Alba INTA, var. Hana Magenta INTA), Mecardonia (var. Guaraní Amarilla INTA, var. Poty Amarilla INTA) obtenidas por el Instituto de Floricultura del INTA sustituyendo productos de síntesis química por bioinsumos.
Este trabajo forma parte de una tesis doctoral en la que se está estudiando el desempeño de estas variedades como plantas insectarias con el objetivo de asociarlas a hortalizas de hoja en agroecosistemas hortícolas agroecológicos.
Las plagas que afectaron al género Calibrachoa fueron los pulgones, en especial a la variedad Overá Fucsia y, esporádicamente, a la variedad Pampa Salmón. No se registraron daños directos por amarillamiento (clorosis), pero, al detectarse un debilitamiento de la planta y disminución en la producción de flores, se aplicó una mezcla de jabón potásico al 1 % y aceite de Neem al 0,4 %.
El jabón potásico actúa sobre los pulgones y otros insectos de cuerpo blando por contacto, por lo que, para obtener éxito en el control, es necesario lograr un buen mojado de todas las partes de la planta.
En cuanto al aceite de Neem, actúa por ingestión y, además, tiene acción repelente. Como efecto adicional al uso de bioinsecticidas, se destaca que la población de pulgones fue estabilizada luego del tratamiento, pero no eliminada en su totalidad, sirviendo como alimento a larvas de las “moscas de las flores” (familia Syrphidae) y dio lugar a un control biológico natural que se complementó con la aplicación de los bioinsecticidas.
Además, sobre la variedad Overá Fuscia, se detectó la presencia de larvas de Heliothis sp. (polillas) que ocasionaron defoliación y consumo de flores. Para su control, se utilizó Bacillus thuringiensis var. Kurstaki, en una dosis al 0,4,%, y fue efectivo, especialmente sobre las larvas chicas (<1,5 cm). En este caso, el Bacillus thuringiensis es una bacteria que actúa por ingestión produciendo, en primer lugar, una parálisis intestinal, lo que hace que el insecto deje de alimentarse a las pocas horas de haberla ingerido. Sin embargo, la mortalidad ocurre varios días después por una infección generalizada (septicemia).
Dentro del género Glandularia, la variedad Hana Magenta mostró ser muy susceptible al ataque de ácaros; registró arañuela roja (Tetrany chusurticae) y ácaro blanco (Poliphagotarso nemuslatus). Ambos produjeron un bronceado sobre las hojas y un debilitamiento general de las plantas, que disminuyó su calidad estética. Para su control, se aplicó un acaricida de contacto (aceite vegetal) al 1 %, que logró disminuir la población pero no controlarla, por lo que hubo que repetir las aplicaciones cada siete días, sin alcanzar el resultado esperado. Hay que considerar que este hecho se vio favorecido por condiciones de sequía y altas temperaturas durante el verano, lo que, además, redujo la presencia de ácaros depredadores que se alimentan de los ácaros plaga.
En las variedades del género Nierembergia y Mecardonia, se registró ocasionalmente la presencia de trips en flores, sin que se llegara a visualizar daño debido a la presencia de insectos benéficos.
De esta experiencia, podemos resaltar la evidente diferencia en la susceptibilidad a las plagas entre los géneros y variedades de las plantas y el hecho de que el uso de bioinsumos favorece el control biológico manteniendo la biodiversidad local que se promueve con las plantas nativas.
* Dra. Beatriz M. Díaz, entomóloga. Responsable del Grupo Hortícola del EEA INTA Concordia. Lic. María Alejandra Martínez, becaria del CONICET-INTA
** Se consideran bioinsumos a los productos elaborados a partir de organismos benéficos tales como bacterias, hongos, virus, insectos o bien a extractos naturales obtenidos de plantas; y que pueden ser utilizados en la producción agrícola para controlar plagas o promover el desarrollo de las plantas. Son productos que no dejan residuos tóxicos en el medio ambiente y cuya utilización no implica riesgos para la salud de los agricultores y de los consumidores.
Bibliografía:
Altieri, M. 1995. Agroecology: the science of sustainable agriculture. Segunda edición. Westview Press, Boulder.
FAO. 2019. International Year of Plant Health, 2020: Communication guide. Rome.
Whelan, Agustina. Bioinsumos: un giro hacia la sustentabilidad. MAGYP.